lunes, 4 de septiembre de 2023

La fotografía como ficción

 Todos los profesores del mundo hacen una dinámica interesante el primer día de clases, no importa que el curso dure 6 meses o tres días, en la primera sesión debemos comentar con los alumnos nuestra carrera dentro del área donde demos esa clase, el asunto en todo caso es demostrar que por experiencia conocemos más que ellos de la materia y pretendemos transmitir ese conocimiento para que sean profesionales efectivos en cualquier área en la que les estemos dando clases, en mi caso solo han sido clases sobre fotografía , filosofía de la educación y ocasionalmente sobre literatura y las formas de construcción ficcional.

Por un sesgo profesional tengo por costumbre  integrar el conocimiento sobre construcción ficcional en mis clases de fotografía. Desde hace mucho tengo la impresión, y es que existe una fantasía generalizada e internalizada sobre una supuesta relación cercana y absoluta entre realidad y fotografía. Un absurdo (sobre todo en este siglo XXI) comenzando porque nuestro cerebro no posee controladores para forzar nuestra mirada con gran angular, teleobjetivo, ni andamos haciendo juegos malabares con colores formas o texturas, el mundo se nos presenta ante nuestros ojos de una manera y nosotros lo interpretamos de otra cámara mediante, entonces, luego que la realidad pase por dos filtros, el de nuestro cerebro construyendo la imagen porque ha decidido que la composición funciona para tal o cual proyecto, la otra cuando usamos los recursos de la cámara (cualquier cámara) para obtener el mejor ángulo que favorezca nuestras intenciones, el del procesador de imágenes que va desde el que traen todos los teléfonos y cámaras réflex de gama media (o baja) hasta los laboratorios digitales que tanto usamos , desde Snapseed hasta Photoshop o el que sea, todos son formas de alterar la realidad sin mayor problema. Esto va desde mejorar la textura de la piel hasta eliminar imperfecciones del espacio físico, mejorar la luz, resaltar las texturas, reeditar el encuadre o mejorar los cielos, todo val, de hecho es primordial.

Si la cosa es analógica no cambia tanto, según me he enterado y hasta estoy entusiasmado buscando recursos para emprender con la fotografía analógica de nuevo pero con las facilidades del mundo actual, sabemos que hay pasarelas de pago, empresas de encomiendas e internet para poder llegar a todos con distintas plataformas por lo que tampoco seria un drama instalar un servicio de esa naturaleza para ganarme la vida . El caso de la realidad versus la fotografía no cambia para nada, la realidad comienza a cambiar en el mismo momento del encuadre (ya líneas arriba explique que no vemos como lo hacen nuestras ópticas) , luego está el revelado, no sé los otros fotógrafos analógicos pero cuando cargo un rollo en mi cámara ya estoy pensando en cómo voy a revelarlo (dilución y temperatura de los químicos) para lograr los tonos grises (o de color) que necesito en mi toma, en el caso de la película blanco y lego de mucho ensayo y error descubrí que la película Ilford Hp5 ISO 400 funcionaba perfecto para mis planes si media la luz como si fuese una película de mayor sensibilidad (ISO 800) y en base a ello, acompañado de un filtro polarizador logré varias imágenes que llegaron a estar en galerías y museos nacionales e internacionales, luego del revelado especial hablaríamos de la copia, en ese caso era mucho más complicado pero también descubrí que si usaba la película con ese tratamiento y copiaba con papel Ilford multigrado pero sin filtraje en la ampliadora tenía el resultado óptimo de un papel numero dos que respondía perfectamente a mi necesidad.

Mientras todos mis compañeros y  amigos de la fotografía gastaban cantidades grotescas usando película profesional para sus trabajos, si bien yo no era la excepción en realidad utilizaba la que todos odiaban (Pro Image 100 de Kodak), el problema para los amigos era que esa película daba unos tonos muy planos cuando trabajaban con luz de día , mi descubrimiento  era que todos hacían caso del empaque pero no investigaban más, según los folletos de la compañía esa película era formulada para que los fotógrafos de oficio, aquellos que se apostaban a las puertas de las iglesias de toda Latinoamérica desde Tijuana hasta Ushuaia pudieran ganarse la vida aun con los problemas técnicos naturales de quien comienza en el oficio sin más expectativa que sacar bonitos a los primo comulgantes, graduandos, escolares con la escenografía de pupitre, lápiz , mapamundi y mapa nacional como telón de fondo llegando hasta los recién casados pobres, por lo que el fabricante ofrecía un producto que aguantaba sin problemas dos diafragmas de subexposición y uno de sobre exposición , lo que significaba que en realidad era una película ISO 400 vendida como ISO 100 para mejorar la experiencia del cliente poco ducho en las martingalas técnicas del oficio, desde ese día comencé a usarla como una película ISO 400 con este sol tropical y como ISO 100 en condiciones de luz artificial en velocidades medias , en el día rendía tonos de película cara y por las noches, si la combinaba con el flash cuya potencia estaba pensada para un diafragma por debajo de lo aconsejable según el empaque producía unos tonos dorados levemente moderados en el plano por donde llegaba mi flash permitiendo que en la imagen se colase el dorado de la iluminación festiva, prestando más alegría a una foto de bodas, por ejemplo. Ahora es más sencillo, solo tenemos que tener un buen procesado de la película y acompañarnos de un escáner de negativos para el positivado, como sueño en un mundo perfecto esas digitalizaciones deberían ser una suerte de pre visualización antes de sacar una hoja de papel fotográfico virgen para ser usada en la ampliadora, en cuyo caso  debemos hasta cambiar la disolución de los químicos para dar vida a los tonos tal cual los queremos y en este caso con el sueño pre construido de forma digital para asegurar lo más cercano a la perfección, para luego registrar esa copia en algun servicio Blockchain y asegurar que todo ese original hecho en papel fotográfico de alta calidad pueda ser considerado original por sobre todas las reproducciones que se hagan en modo digital, de eso hablé en otro apartado pero ante la avalancha de fotógrafos digitales y publicidades prestadores de servicios de impresión en el mundo , bien vale la inversión.

Aunque siempre hay fotógrafos empeñados que una foto es reflejo fiel de la realidad, hasta esa búsqueda es fatua, las cámaras tienen ópticas, filtros, sensibilidades y ángulos con los cuales jamás vemos de modo natural, por ahí el asunto ya pierde vigencia, por otra parte , la luz varía de superficie en superficie, a menos que estés trabajando en estudio no hay modo alguno en que todos los componentes de una imagen funcionen de igual modo, es más, si por casualidad estás frente a una imagen donde la luz está perfecta, donde todo queda iluminado de modo tal que puedes observar hasta las últimas nubes del cielo tropical, en esa imagen pueden seguir existiendo espacios donde requiera atención para resaltar sus texturas , mejorar el color, resaltar las sombras y así un largo etcétera de posibilidades que  todas las imágenes necesitan para estar en el rango de perfección que necesitamos.

La fotografía es una extensión de nuestro pensamiento, todo el tiempo desde que nacemos hasta que morimos siempre estamos interpretando el mundo desde nuestro marco de referencia, de ahí que la verdad sea tan relativa y hasta el concepto estético que debería ser universal, va mutando según el estrato socio cultural, las costumbres locales y hasta el nivel de experiencias de vida de cada individuo, tanto mejor el asunto fotográfico, la intención comunicativa así como el anhelo de compartir  el concepto/mundo del fotógrafo determinaran el grado de intervención que hará sobre la imagen  para ello nos valemos de las herramientas que tenemos a mano, así que a pesar de la sorpresa de todos mis alumnos siempre llegamos a la conclusión de que la fotografía puede ser interpretada como cualquier cosa menos un reflejo exacto de la realidad, en todo caso podemos interpretar la imagen como un reflejo del pensamiento de su autor quien se ha valido de todos los recursos posibles para dejar  el mensaje claro para quienes los sepan interpretar, solo los maestros logran encriptarlo de tal modo que se necesitan años de estudio para llegar a sorprenderte con todas las historias que contiene una imagen, esa es la parte más complicada del oficio, valerse de todos los recursos para hacer pasar por absolutamente real una imagen que ha sido intervenida, de modo que el cliente se crea el cuento a pies juntillas y decida que la memoria impresa es mucho  mejor que la de su cerebro, transformando recuerdos, transmitiendo sensaciones y algunas veces fungiendo como testigos de algo que no debería permitirse jamás, de resto, si nos apegamos a la realidad absoluta no estamos haciendo una fotografía , estaríamos construyendo un catalogo cuya vigencia se acaba en el preciso instante que fenece la oferta.

Profesor José Ramón Briceño Diwan

03/09/2023