El siglo XXI ha traido consigo muchas cosas buenas y
otras no tanto, entre esas tantas buenas nos ha dado este servicio tan
interesante y a estas aluras indispensables del internet, por acá no sólo
hablamos , tambien nos enteramos de casi todo lo que ocurre en el mundo, bueno,
tampoco de todo pues eso tambien dependerá de cuales sean nuestros intereses y
con ello así será lo que veremos en las pantallas de los dispositivos . Ahora
bien, esa misma bondad del internet
tambien es una suerte de maldición ya que implica la posibilidad de no perdonar
ciertos “olvidos” cometidos por quienes hace cualquier actividad, sobre todo en
la artística que dicho sea de paso es la que hoy me interesa.
Hace veinte años hacer una exposición era un asunto
bastante particular, sobre todo por que los medios de comunicación eran mucho
más lentos en reportarlo, no existian tantas posibilidades como hoy día y
además sólo era posible sabver a ciencia cierta sobre las muy importantes así
que para los artistas en formación siempre era una bendición algún atisbo de “genialidad”
que por lo general era perdonada en ciertos circulos cultos. El asunto hoy día
ha cambiado, el algunos temas hasta para mal pues con todo el avance de lo
digital cualquier hijo de vecino se cree artista y algunos circulos que se
presumen de muy cultos, donde hasta existen personas con maestrías,doctorados,
posdoctorados y hasta cátedras fijas en muchas universidades, celebran
cualquier cosa con bombos y platillos, por lo general privando el asunto
político o de conveniencia ideológica como razonamiento para sus loas al “artista”.
El tema viene a colación pues estuve en un seminario
donde invitaron a gentes cuyos curriculos deján pálidos a muchos otros
(incluyendo al mio claro) , el tema central del evento era la “Disrrupción de
la realidad”, baste decir que fui de lo más emocionado pues esa discusión,
llevada por tales personajes que aunque desconocidos cuando menos llamaron mi
atención dado su curriculo. Las ponencias iniciales giraban en torno al tema de
política y arte, todo fue muy bonito hasta la segunda ponencia, una profesora
Argentina hizo todo un resumen de las protestas en su país, con el lenguaje
típico de “oligarquias, derechas, libertario, capitalismo” y tantos otros
vocablos propios de la argumentación político panfletaria, luego vino otra
profesora, esta vez venezolana quien habló tambien de actos de calle llevados a
cabo por actores (improvisados) durante las protestas del año pasado, aunque
por mi sentir personal me gustó algo más esta última , tambien debo decir que
me sentí muy incómodo pues creo que la relación entre política y arte tiene
otras connotaciones más importantes que el mero panfleto político. La verdad me
fui al comenzar la tercera ponencia, una señora guatemalteca que iba a hablar
de arte y nuevas tecnologías pero que cuando comenzó a hablar de los “saberes” ancestrales ya mostraba por donde
iría, no soporté más y me retiré , la parte amable es que llevo todo el fin de
semana pensando en el tema y ahora genera este texto.
El arte para existir debe ser un reflejo del
pensamiento de su autor, así mismo tambien ha de exigir como regla minima no nsólo
un manejo profundo de la técnica, tambien uhn uso bastante sutil del lenguaje
utilizado para su construcción, pues toca subliminar todo el discurso para que
quepan (sin tener que explicar mucho) todas esas cosas que se quieren comunicar.
El ideario político es parte integral de la personalidad de cada ser humano ,
sobre todo en estos tiempos enrrarecidos por tanto conflicto, lo crítico está
en que todos pretendan convertir una actividad panfletaria en una “obra de arte”,
eso es una barbaridad en la que muchos caen, al parecer a nadie le interesa
mucho ese asunto de la caducidad del discurso, sobre todo el político cuya
fecha de vencimiento está en función del grupo político que detente el poder o
en todo caso en el que milite el autor.
Pongamos como ejemplo a DaVinci, él vivió hace más de
quinientos años y aún sabemos quien es, la razón es que su ingenio estuvo
siempre más allá del asunto político de su época además de su maestría en el
manejo de las técnicas que utilizó en todo lo que su vasta inteligencia le
permitió hacer, de hecho casi toda la humanidad contemporanea sabe que el pinto
“La Gioconda” o “La Monna Lisa” que descansa en un museo de París. Hace unos
años leí en alguna parte un estudio que aseguraba que la pintura no es más que
una versión femenina de su autor, claro,
mucho más joven y bella de lo que el pudo haber sido, el asunto me dejó con
cierta duda y revisando otras bibliografias descubrí que el hombre era homosexual,
asunto que de ser publico en su tiempo fácil le hubiese costado caro ya que
tengo la impresión de que su gran cliente (el Papa) no se hubiese sentido
cómodo trabajando con semejante personaje de gustos no convencionales, así que
lo más seguro es que este hombre debe haber vivido una doble vida hasta que su
tiempo se terminó.
Esa tesis de que DaVinci se hizo un autorretrato como
mujer, que de paso se convirtió en uno de los grandes tesoros de la humanidad,
me parece una declaración política inmensa que de paso le ha sobrevivido (y le
sobrevivirá) por siglos , si antes lo admiraba , ahora lo hago más, no por
homosexual pues creo que en eso no hay mayor crédito , es por haberse burlado
de todos los detractores, haber pasado por encima de miles de años de prejuicio
y aun hoy sigue burlandose de su media sonrisa desde las paredes del Louvre.
Una vez dicho eso, aun me ofende que todavía crean que
los panfletos puedan ser considerados arte, que los claustros universitarios
todavía crean en las tonterias marxistas para engañar ilusos, que aun con
ejemplos tan importantes como el citado que si bien puede ser falso explica
bastante bien el asunto de política y arte, aún habiendo tantos argumentos ,
todavía lo panfletario siga siendo parte del “atractivo” del trabajo de ciertos
personajes, sobre todo de los jóvenes que tentados por la facilidad de la
herramientas digitales así como del apoyo morbido que dan los patrocinantes
políticos terminan matando su talento en pos de una gratificación que al final
lo anulará en pro de aquel otro artista que usa el talento para construir
mundos posibles, denunciar su inconformidad y hasta compartir sus dudas sin
recurrir a eso tan feo del panfleto.
Recordemos que el arte ha de ser plurisémico, es
decir, que cada una de las personas que lo aprecien deben construir una historia
diferente, sin que por ello la imagen
(texto, película , obra de teatro, pintura o escultura) pierda sentido así
ninguna de esas historias inventadas por el espectador coincida con las
intenciones de su autor, sólo cuando la pieza pasa por ese filtro es que puede
ser considerada una obra de arte, cualquier otra cosa navega entre la
propaganda y el panfleto.
Profesor José Ramón Briceño
@plurifotos