He
tenido la gran suerte de conocer a varios maestros de la fotografía nacional y
gracias a las bondades del internet a varios que viven en distintas partes del
globo, además de intentar estar al día con las entrevistas o artículos que
publican otros tantos, que de vez en cuando me tropiezo en las redes
sociales.La parte más interesante del caso es que todos coinciden en nunca
hablar de técnica, ni siquiera asoman en la conversación nada parecido a
pixeles ni equipos, mucho menos a procesados ni “revelados”, todo se resume
siempre a la imagen como centro de su conversación.
El
contacto con esta gente importante me ha enseñado que una vez superadas todas
las trabas que genera el descubrimiento del oficio así como el reconocimiento,
ya deja de importar el tema técnico, ese proceso cada quien lo adapta a sus
necesidades hasta sentirse cómodo sin importar mucho lo que digan las
“autoridades” tecnosóficas sobre el asunto, para comenzar a pensar en cómo
lograr llevar el pensamiento hasta plasmarlo en una imagen, los premios y hasta
los encargos dejan de importar (por lo menos dejas de decirlo a todo el mundo)
pues has caído en cuenta que la imagen es lo único que cuenta , mejor aún, el
discurso es al fin de todo tu trabajo , si te dedicas a ser artista y si no
pues terminas empeñándote en que tu trabajo conjugue arte, discurso e
información en una imagen , como los maestros del siglo XX.
Entre
muchas otras cosas a estas alturas deberás sabercuál será la manera en que te
ganaras la vida dentro del mundo fotográfico y el hecho de que no llegues a
esta etapa con gran conocimiento filosófico tampoco es problema , cada quien se
gana la vida como le provoque más allá de las opiniones foráneas, aun
pretendiendo ser artista y ganar reconocimiento por las participaciones en
salones o premios, ahí nadie te pregunta como hiciste tal o cual foto, la
imagen habla por sí misma y los jurados son quienes deciden sin consultar con
el fotógrafo . Una cosa curiosa es que en los fotógrafos viejos de los pueblos
del interior, esos que algunos llaman despectivamente “foteros” por su nula
preparación teórica o estética sobre el
oficio, que además en muchos casos repiten el mismo esquema de su fotografía
hasta que la edad los obliga al retiro también pasan por esa suerte de desapego
pues entienden que al final lo suyo es ganarse la vida, no andar compitiendo
con nadie por ver quién tiene la cámara más grande ni más costosa, la cosa es
ganar clientes. Un paralelismo interesante por su parecido a lo que sucede en
otros círculos más cultos del universo fotográfico.
Como
sé que me leen en otros países debo acotar que en Venezuela (desde donde
escribo) la mayor parte de los fotógrafos somos fruto de múltiples talleres, en
muchos casos con títulos universitarios en áreas bastante lejanas a la
fotografía pues desde hace muy poco tiempo un par de universidades imparten la
fotografía como carrera , razón por la cual sigo diciendo que es un oficio más
no una profesión , a pesar de que suene a silogismo los profesionales en su
mayoría son egresados de cursos y los universitarios son muy pocos para hacer
cambios reales en la denominación legal del estatus académico de un fotógrafo,
disculpen la digresión del tema pero me parece que aplica hacer la acotación para
aclararle a los amigos de otras tierras cómo va el asunto por acá.
Volviendo
al tema fotográfico , la “adultez” fotográfica parece ser una suerte de
abandono a la monomanía temática de muchos en los inicios para buscar
inspiración en otras áreas, comenzar a pensar en la imagen como parte de un
todo y no como la “única” cosa posible en su pensamiento, entender al fin que
el producto de nuestra imaginación es todo aquello que pase por nuestro lente ,
no importa cuánto te ajustes o te quieras ajustar a la “realidad” eso es
materia de otra discusión pues al pasar la luz por el filtro de nuestra mirada
ya la adaptamos a nuestra visión particular, como mides la luz, el encuadre, la
composición y hasta nuestra ideología intervienen directamente en el producto que
está almacenado en la tarjeta de memoria de la cámara, eso sin contar lo que
sucederá cuando se edite con el software de su preferencia, en lo que la imagen
salga de nuestra cámara será una cosa muy parecida a lo que sucedió pero en
ningún caso puedes asegurar que es la “realidad” absoluta , entonces (según yo,
usted querido lector está invitado a opinar con argumentos por favor) al igual
que la literatura, el cine, el teatro, la poesía, la pintura y cualquier otra
expresión de la mente humana medianamente preocupada por el asunto estético ,
la “verdad” es lo último que interesa, al final es el producto lo que importa.
Otra
cosa interesante de los fotógrafos que considero han pasado hace rato el umbral
de la tecnosofía , es que les interesa muy poco el equipo (se de muchos que
trabajan con un teléfono móvil y no le dicen a nadie) solo les interesa la imagen, la internalización de que la fotografía
debe tener sentido absoluto dentro de un patrón estético, filosófico y hasta
psíquico que atraviesa de manera transversal todo lo aprendido, leído, visto y
vivido para terminar mostrándose desnudo en alguna pared , cosa para lo que se
necesita bastante valor.
En
mi caso pienso que me falta mucho por recorrer y aprender pero debo admitir que
hace mucho tiempo dejé de leer sobre técnicas, de buscar cosas en la internet
que de paso no podré comprar desde Venezuela cuando menos, hace rato comencé a
entender al maestro Wilson Prada y otros amigos cuando hacen hincapié en evitar
discutir con nadie sobre técnica, el artista es lo que muestra, no lo que dice
hacer.
Prof.
José Ramón Briceño
@plurifotos