En
el post anterior hablábamos de los primeros pasos para mostrar nuestro trabajo,
hoy continuaremos el tema pero hablaremos de un asunto importante y ante el
cual por lo general nadie (al parecer) le pone mucho énfasis como lo es el
formato de la copia y la cantidad de copias para una exposición.
Vamos
a comenzar a hablar del formato, todos sabemos que hay infinidad de tamaños
para copiar fotos, es más, con la aparición de los plotters y demás artilugios
de impresión con calidad fotográfica han aparecido múltiples variaciones y
posibilidades para imprimir nuestras imágenes, esto ha traído como consecuencia
una suerte de gigantismo fotográfico, en todas partes vemos fotos gigantes,
todos mis alumnos y algunos compañeros de la fotografía hablan de imprimir y
montar verdaderos monstruos, con decenas de metros cuadrados, algunos me hablan
de más de tres metros de alto, yo por lo pronto me espanto, no creo que sea
manejable una cosa tamaño valla publicitaria , creo de verdad que un tamaño
válido es por ejemplo, un metro por noventa centímetros (100 X 90 cmts.) que me
parece sin ser pequeño es manejable y permite al espectador mirar todos los
detalles de la imagen, un tamaño mayor solo distorsiona la posibilidad de
disfrutar visualmente la obra en su totalidad.
Pudiera
estar equivocado, sin embargo es mi opinión. Otra cosa son los formatos de
impresión, más allá del asunto de la copia están los formatos, yo tengo la duda
si es que muchos fotógrafos novatos aún no se han dado cuenta que la cosa es
hacer fotos, no diseño gráfico, a mis alumnos siempre los pongo a trabajar
entre los parámetros que ofrecen los formatos convencionales (4x6”, 8X12” y así
sucesivamente) de manera tal que se acostumbren a ver de manera rectangular y
acomodar su mirada ante ese espacio de trabajo, quizás sea una reminiscencia de
cuando uno hacia copias a “negativo completo” de la época analógica y que dicho
sea de paso me acostumbre a trabajar, lo que me parece muy cómodo al momento de
mirar por mi visor y compartir mi mirada con todos, cosa que en el fondo es la
fotografía, compartir la mirada desde la realidad o desde esa otra “verdad”
oculta entre las mentiras fabricadas por el Photoshop, pero que sin embargo no
hacen más que enmascarar una gran verdad, aunque esta solo exista en mis
neuronas.
También
aplican formatos más “íntimos” para propuestas también en el mismo tono, creo
que para elegir el formato de copia debemos tener muy en cuenta dos factores,
primeramente la temática de nuestro trabajo y segundo, el espacio físico de la galería
donde se expondrá el mismo, teniendo en cuenta que los espectadores deberán tener
frente a la copia un espacio equivalente a una vez y media el tamaño total de la
copia, para poder apreciar en su totalidad la imagen, he visto con cierta sorpresa
que en algunos sitios, bajo la excusa de que son “espacios alternativos” no
tienen en cuenta ese detalle y (en muy pocos casos realmente) la obra expuesta es de complicada
contemplación.
La
cantidad de copias para exposición dependerá directamente del espacio que para
tal fin se tenga dispuesto, además que para ser sinceros, muchas copias en
exposición aburren o cansan según sea el caso, por lo que muchas copias nunca
son recomendables para hacer fluida la mirada de los espectadores y posibles
compradores de nuestra obra.
Como
punto final, la obra debe ser mostrada atendiendo a las normas museográficas,
lo que permitirá al espectador establecer un real nexo con lo que mira y
establecer relaciones intertextuales entre todas las fotografías, captando si
no todo, cuando menos una idea aproximada del ánimo de lo mostrado, así estemos
hablando de una retrospectiva.
Prof.
José Ramón Briceño, 2014
@plurifotos