Siempre
alguien me pide consejo para que les comente sobre tal o cual curso de
fotografía, por lo general los mando donde los amigos que se ocupan de eso, de
suerte que en la vía he conocido mucha gente y las redes sociales ahora me los
ponen cerca, por tanto siempre se en que andan todos. Escoger donde hacer el
primer curso usualmente es determinante para el futuro de ese novel fotógrafo,
una buena formación evita muchos impases en la vida de cualquiera, además claro
de que evita egos desmesurados de quienes se hacen ver como fotógrafos pero su
trabajo deja bastante que desear.
El
primer paso para escoger escuela es descubrirlas, buscarlas en las redes, ver
su programación e investigar que quiere decir cada cosa que publicitan, otro
detalle está en investigar el nombre de los docentes que se ocupan de cada
curso o taller, para eso hay herramientas gratuitas como Google por ejemplo,
hasta un verbo nuevo existe que define esa búsqueda “guglear” le dicen, inserta
el nombre del docente y todo lo que ha realizado, dicho, escrito o publicado
saldrá a la luz, cosa que ayudará o todo lo contrario a la institución, hay
bastantes que se erigen en puntal de la docencia pirata, esas toca evitarlas.
Si
no se ha dado cuenta no hablo de las instalaciones, aunque parecieran un asunto
primordial, se de muchos excelentes profesores cuya función docente la hacen en
espacios no convencionales, bien sea por que no tienen acceso a él o
simplemente porque les da más gusto no estar encerrado en cuatro paredes. Digo
esto porque a través de las redes me han llegado preguntas que cualquier
profesor promedio pudiera contestarlas sin mayor problema, por ejemplo, una vez
una muy buena amiga me preguntó cuál es la razón para que no pueda trabajar su
cámara digital con la óptica en manual, le respondí que claro que se puede pero
es muy incómodo ya que la construcción de esas ópticas y del visor de las
cámaras digitales no están pensados para trabajar en manual, es decir, no hay
campo partido para confirmar foco y el recorrido del lente es muy corto para
poder hacer un enfoque que no deje lugar a dudas, cuando le pregunté qué le
respondió su profesor me dijo que no se
podía, jamás le explicó nada, solamente eso.
Me
quedé de piedra, le pregunté el nombre del tal docente y solo me encontré con
un espacio en flickr lleno de fotos insulsas, más de estudiante que de
profesional, era solo un curso básico pero dejó el mal sabor en la boca de mi
amiga y una gran desconfianza en mi mente, esa escuela, que no voy a nombrar,
tiene unas excelentes instalaciones, un
director notable pero al parecer muy malos maestros pues los comentarios
negativos han sido varios y de distintas fuentes.
No
es lo mismo ver clases con un profesor que se ha ganado dos grandes premios en
arte (conozco varios que de paso respeto profundamente), cuyos estudios
justifiquen el gasto de hacer un taller con él, que con uno que jamás ha
quedado seleccionado en ningún salón y se esfuerza por parecer la gran cosa.
Inventarse historias es fácil, decir mentiras tanto más pero con Google nadie
puede, un asunto bueno y malo al mismo tiempo pues así como demuestra que has
hecho cosas interesantes también puede dejarte desnudo ante la opinión publica
si has cometido alguna tontería en el camino.
En
resumen, antes de tomar la decisión por estudiar en alguna escuela de
fotografía, emergente o con abolengo, investiguen un poco, sopesen opciones,
pregunten en el camino, pero no se dejen influenciar de buenas a primeras por
el primer advenedizo que les ponga la cosa muy bonita, un currículo lo inventa
cualquiera, google los deja en evidencia, es bueno , bonito y muy barato eso de
guglear a alguien, recuerden que invertir en formación es invertir a futuro y
la vida da demasiadas vueltas como para dejarlo todo al azar.
José
Ramón Briceño Diwan, 2014
@plurifotos