viernes, 12 de septiembre de 2014

Buscar donde o con quien estudiar fotografía


Siempre alguien me pide consejo para que les comente sobre tal o cual curso de fotografía, por lo general los mando donde los amigos que se ocupan de eso, de suerte que en la vía he conocido mucha gente y las redes sociales ahora me los ponen cerca, por tanto siempre se en que andan todos. Escoger donde hacer el primer curso usualmente es determinante para el futuro de ese novel fotógrafo, una buena formación evita muchos impases en la vida de cualquiera, además claro de que evita egos desmesurados de quienes se hacen ver como fotógrafos pero su trabajo deja bastante que desear.

El primer paso para escoger escuela es descubrirlas, buscarlas en las redes, ver su programación e investigar que quiere decir cada cosa que publicitan, otro detalle está en investigar el nombre de los docentes que se ocupan de cada curso o taller, para eso hay herramientas gratuitas como Google por ejemplo, hasta un verbo nuevo existe que define esa búsqueda “guglear” le dicen, inserta el nombre del docente y todo lo que ha realizado, dicho, escrito o publicado saldrá a la luz, cosa que ayudará o todo lo contrario a la institución, hay bastantes que se erigen en puntal de la docencia pirata, esas toca evitarlas.

Si no se ha dado cuenta no hablo de las instalaciones, aunque parecieran un asunto primordial, se de muchos excelentes profesores cuya función docente la hacen en espacios no convencionales, bien sea por que no tienen acceso a él o simplemente porque les da más gusto no estar encerrado en cuatro paredes. Digo esto porque a través de las redes me han llegado preguntas que cualquier profesor promedio pudiera contestarlas sin mayor problema, por ejemplo, una vez una muy buena amiga me preguntó cuál es la razón para que no pueda trabajar su cámara digital con la óptica en manual, le respondí que claro que se puede pero es muy incómodo ya que la construcción de esas ópticas y del visor de las cámaras digitales no están pensados para trabajar en manual, es decir, no hay campo partido para confirmar foco y el recorrido del lente es muy corto para poder hacer un enfoque que no deje lugar a dudas, cuando le pregunté qué le respondió su profesor  me dijo que no se podía, jamás le explicó nada, solamente eso.

Me quedé de piedra, le pregunté el nombre del tal docente y solo me encontré con un espacio en flickr lleno de fotos insulsas, más de estudiante que de profesional, era solo un curso básico pero dejó el mal sabor en la boca de mi amiga y una gran desconfianza en mi mente, esa escuela, que no voy a nombrar, tiene  unas excelentes instalaciones, un director notable pero al parecer muy malos maestros pues los comentarios negativos han sido varios y de distintas fuentes.

No es lo mismo ver clases con un profesor que se ha ganado dos grandes premios en arte (conozco varios que de paso respeto profundamente), cuyos estudios justifiquen el gasto de hacer un taller con él, que con uno que jamás ha quedado seleccionado en ningún salón y se esfuerza por parecer la gran cosa. Inventarse historias es fácil, decir mentiras tanto más pero con Google nadie puede, un asunto bueno y malo al mismo tiempo pues así como demuestra que has hecho cosas interesantes también puede dejarte desnudo ante la opinión publica si has cometido alguna tontería en el camino.
En resumen, antes de tomar la decisión por estudiar en alguna escuela de fotografía, emergente o con abolengo, investiguen un poco, sopesen opciones, pregunten en el camino, pero no se dejen influenciar de buenas a primeras por el primer advenedizo que les ponga la cosa muy bonita, un currículo lo inventa cualquiera, google los deja en evidencia, es bueno , bonito y muy barato eso de guglear a alguien, recuerden que invertir en formación es invertir a futuro y la vida da demasiadas vueltas como para dejarlo todo al azar.
José Ramón Briceño Diwan, 2014
@plurifotos





domingo, 7 de septiembre de 2014

Aclarando algunos puntos sobre ser profesor de fotografía


En esto de caminar por los lados de la imagen se conoce mucha gente, me impresiona como muchos confiesan que les gusta la fotografía, eso no es nuevo, desde que comencé a estudiarla hace más de 20 años, siempre me he tropezado gente así, de hecho antes me gustaba mucho hablar del tema, ahora pues lo he cambiado por la literatura que me parece más interesante pues no necesitas más que lápiz y papel para escribir, en cambio la fotografía necesita de toda una parafernalia tecnológica para su consecución. No me mal entiendan, no estoy renegando de ella, sería un acto de malcriadez. Lo que sucede es que tengo años pensando y he llegado a la conclusión que en mi caso, la imagen es un medio, jamás un fin en si mismo, es una forma de comunicarme con el mundo o cuando menos de los pocos que han visto mi trabajo.

Entre los entusiastas me he encontrado de todo, desde el que aspira vivir de hacer fotos, el que solo quiere tomar imágenes de los viajes y se muere por el paisaje marino, los que solo quieren hacer fotos memorables de sus seres queridos, complementar su actividad académica, los que sueñan con ser fotorreporteros hasta los que pretenden solo ser “artistas” . en todos los casos intento darle las primeras herramientas para que satisfagan su búsqueda y por lo general los animo a buscar otros espacios para que complementen su aprendizaje, en muchos casos, la mayoría diría yo, me los tropiezo en el camino con logros interesantes y terminamos siendo entrañables amigos de trago y conversa, hasta me han intentado colocar en un pedestal cosa que me incomoda en extremo.

Siento que la mayor cualidad de un docente en cualquier área debe ser la de impulsar a sus alumnos para que estos amplíen su espacio intelectual, sentirse la más grande cosa en el universo de la docencia da asco, a mi cuando menos me incomodan las poses de muchos que conozco, esos que dan clases y se creen la gran cosa por ello, tengo la certeza de que eso es una demostración de supina ignorancia por parte de muchos.

No reniego de la sabiduría de mucho monstruo sagrado de la fotografía latinoamericana, es que el aprendizaje de vida, los tropiezos, las equivocaciones y la gran suerte de haber compartido espacios con gente grande de verdad, me han enseñado que estos grandes no usan poses, no son inalcanzables y su ego empieza y termina en la imagen fotográfica colgada en alguna pared. Demuestran con hechos y no con poses lo grandes que son y lo bien dispuestos que están para entender los motivos ajenos, además claro de que comparten sus ideas sin la cicatería intelectual con la que muchos “profesores” lo hacen.

Puedo entender quizás que toca guardarse muchas cosas por eso de la supervivencia, muchas escuelas de fotografía viven solo de los cursos que dictan, he visto algunos realmente extraños, pero de esos no voy a hablar, quien sabe cuándo me toque ser más creativo para la supervivencia y termine dándome en la cabeza con la misma piedra que estoy lanzando.

Veo con preocupación el surgimiento de cientos de escuelas de fotografía en mi país, pero creo que es un fenómeno de toda Latinoamérica, pues el tiempo en que estuve viviendo en México, en un pueblo llamado Ciudad del Carmen, al sur del país, vi con cierto espanto como alguien tenía una escuela de formación fotográfica y en tres módulos ofrecía lo que por acá damos solo en el primer nivel, lo que me pareció una estafa y me valió cierto repudio por parte de los dueños de ese invento a quienes conocí por buscar empleo, sé que no debí hacerlo pero la verdad creo que uno debe ser consecuente con sus creencias y si va en función de mejorar cosas toca decir lo que se siente.

Más me preocupa el endiosamiento de muchos, en estos días por ejemplo, mis alumnos de primer nivel hicieron su primera exposición, fue un evento improvisado, realizado sin recursos más llevado a ser una primera experiencia que a otra cosa, sin embargo me sorprendió ver en la apertura al antiguo profesor de la catedra que ahora llevo, el hombre no contento con hacer malos comentarios sobre el espacio de trabajo, se dio a la tarea de decirles a mis alumnos por qué razón sus fotos no le gustaban, la verdad poco me faltó para expulsarlo a patadas, pero las formas toca cumplirlas, sobre todo en el espacio de trabajo, lo peor del fulano es que jamás ha quedado en ningún salón nacional, no ha expuesto más que en colectivas de dudosa calidad y exposiciones individuales insignificantes, cuyo trabajo no aporta nada bueno, en cambio es un excelente técnico, cuya imagen es casi perfecta a no ser por el detalle de ser vacías en su contenido.


Para cerrar este artículo, creo que todos tenemos la obligación de revisarnos como docentes, los “dioses” están en otra parte, ninguno puede abrogarse esa función, sobre todo en esta aldea global .

Profesor José Ramón Briceño
@plurifotos