Tengo
tiempo devanándome el seso para encontrarle la vuelta a la crisis, mucha tinta
y pixeles se gastan a diario en quejas y lamentaciones, sobre todo de fotógrafos
que hemos conocidos mejores tiempos para el oficio, sin embargo tengo la
certeza que usualmente las crisis se campean con cierta dosis, si no de cinismo
(que es un asunto inevitable para evitar depresiones) si de ingenio para
encontrarle la vuelta.
Quizás
la primera traba que muchos encontramos (en Venezuela cuando menos) es el altísimo
costo de exponer en una galería, no todos nos podemos dar ciertos lujos,
hacerlo en otros países es una asunto complicado para algunos, aemás,
impensable por aquello de los costos en moneda extranjera que si en la local es
cuesta arriba, en moneda dura no es más que una fantasía para muchos. Sin embargo
repito, las crisis tienen el efecto de generar ideas para a supervivencia como
todo instinto humano, no hacerlo quizás es un síntoma preocupante. Aquí me
dirijo no solo a los compatriotas, también a otros artistas noveles que deseen
encontrar nuevas vías con las cuales generar ingresos adicionales que a nadie
le molestan.
Una
de las ventajas de la fotografía digital es que nos desembarazamos de los
aperos de laboratorio que obligaban en muchos casos que los fotógrafos estuviesen
atados a cargar con las copias impresas a todos lados, incluyendo claro un
desembolso grande en impuestos y requisitos en cualquier aeropuerto o envío de
correos, hoy día con tener una buena memoria portátil basta para cargar las imágenes
a todos lados, en cualquier parte hay laboratorios digitales con la suficiente
capacidad para hacer buenas copias, además claro de versiones “portables” de
muchos de los más populares programas de retoque fotográfico que permiten
descargarlos en cualquier parte y utilizar cualquier computador para tratar imágenes
y preparar las salidas digitales.
En
este punto los amigos son un recurso importantísimo, todos tenemos (o deberíamos
tener) amigos interesantes, quienes a su vez mantienen lazos con otros no menos
interesantes que, además califican como potenciales clientes. Debemos conversar
con algunos de ellos a ver si nos pudieran permitir la sala de su casa o algún
espacio similar, organizar una pequeña “fiesta” o como dice un buen amigo, un “open
house” donde los invitados, entre vino y conversa puedan ver nuestra obra, de
allí a vender no hay mucha distancia, eso sí, toca desembarazarse un poquito
del prurito de querer vivir un mes con la venta de una sola foto, para eso toca
mucho andar en el largo camino hasta la galería importante.
Por
lo pronto yo mismo estoy planificando varias visitas a varios de estos amigos,
si aceptan claro, después vendrá la gloria de las galerías, mientras la
supervivencia manda, si alguno se presta pues bienvenida la invitación, ya convenceré
a alguno, a los que me leen pueden ir viendo que cosas pueden hacer en este
sentido.
Saludos
desde mi esquina.
José
ramón Briceño , 2014
@plurifotos
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