lunes, 4 de noviembre de 2013

Sesiones de embarazadas

Buen día queridos lectores, hoy voy a hablar de algo que está en auge en mi país, no sé si en otros lo será, pero acá todas las mujeres embarazadas quieren perpetuar su experiencia maternal en imágenes, en las vitrinas de los foto estudios vemos cientos de fotos de barrigonas en espera, en las redes sociales pues hay un poco más de esas fotos. Si, realmente la espera de un hijo es una cosa maravillosa y (creo) todos quieren compartirla con familiares y amigos. También se supone que todas las embarazadas se ven bellas con sus nueve meses a cuestas, eso no lo discuto, a mí también me parecía hermosísima la madre de mi hija cuando venía la niña en camino, pero no por eso debemos dejar la estética de un lado como si cualquier foto de esas es necesariamente bella per se, hay unas cuantas observaciones.
He intentado no ser muy visceral con el tema, pero es que la cosa es hasta ofensiva para las pupilas de cualquier mortal con mediano buen gusto, como es posible que tanto chapucero se gane la vida haciendo verdaderos vomitivos visuales y de paso los cobren, lo peor, las compran y hasta comparten esos bodrios por las redes sociales, donde uno por buena educación no les dice nada, pero la verdad dan asco tales fotografías, tanto clientes como fotógrafos (o foteros según se mire) deben tener un mínimo de buen gusto para tales cosas, recordemos señores que cuando cometemos una exageración pues se resiente nuestra futura clientela y quedamos mal ante los ojos de gente con cierta educación visual, siempre existirá alguien que te vea esas imágenes y diga en su fuero interior , asco.
Bueno, digamos que no tenemos un estudio a mano, la verdad el pudor es cosa seria, pero en Venezuela y en cualquier parte hay cientos de buenas locaciones para trabajar, ah, pero es que la cliente quiere trabajar en su casa, estas cámaras nuevas te permiten ir visualizando la imagen mientras se va trabajando, lo que, si por casualidad te falta imaginación, te permite buscar un espacio adecuado dentro de las pareces de la casa de nuestra cliente, todos tienen rincones bonitos en sus casas, si no lo hay juega con la iluminación ambiental y si ni aun así nada te gusta, intenta entonces aprovechar la iluminación natural, que para eso los nuevos equipos digitales por muy baratos que sean tienen la opción de medida puntual de luz, algo se logra.
Digamos que te salió cursi el cliente, es difícil a ciencia cierta no serlo con un tema tan sensible como la “dulce espera”, entonces déjala hacer todas las ridiculeces tipo novela rosa y mala revista de modas que se le ocurra, espera un buen momento y cuando esté tranquila, dile lo que quieres, lo usual es que mientras entran en confianza todas las fotos traslucen incomodidad, pero a medida que la cosa avanza eso se resuelve hasta que por comodidad pierden el pudor y listo, hay chance de pasar a otro nivel más cómodo para todos y de mejor disposición para lo estético.
Con el photoshop toca ir con cuidado, si no sabes hacer composiciones con imágenes prediseñadas, no las hagas, tú eres fotógrafo (o aspirante) no diseñador gráfico, el Ps es excelente para tratar pieles y texturas, lo otro pues es tan delicado que yo personalmente no paso de si acaso poner los nombres de alguno y un diseñito mínimo, sin mucha intervención, no soy diseñador, soy fotógrafo, eso debemos tenerlo muy en cuenta, el riesgo de caer en el ridículo es muy alto y en este oficio se paga con ausencia de clientes lo que es mortal para nuestra economía.
Puedo entender que en esta crisis global uno pues se tome cualquier encargo por aquello de que no abundan, pero igual tengan el tino de cuando menos fusilarse a los maestros que saben de ese asunto, para eso existe el internet, tómense el tiempo indicado para eso, no están haciendo foto carnet ni fotos de fiesta que salen naturales y rápidas, es un momento solemne ese del embarazo por tanto toca ponerle respeto a la cosa y señoras (si es que alguna me lee), si el fotógrafo no les dedica cuando menos tres horas de trabajo no se las tomen , no le hagan esa maldad al futuro de sus hijos ni a su autoestima, que por ahorrarse un dinero la cosa termina en tragedia visual.
José Ramón Briceño, 2013
@plurifotos




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