martes, 28 de febrero de 2017

Volver a las raíces para ser mejores fotógrafos

Los fotógrafos noveles (en su mayoría) han carecido de formación en el ejercicio del oficio a la antigua, es decir, muy pocos aprenden la tomar fotografías con procesos analógicos, de esos pocos son menos aun los que han podido disfrutar del aprendizaje de laboratorio, ese que va desde la selección de la película indicada, el revelado y la posterior copia de cada fotograma. Tengo la impresión de que quienes aprenden a moverse entre los haluros son mejores o cuando menos más dedicados fotógrafos que quienes hacen uso y abuso de las posibilidades casi ilimitadas de lo digital pues jamás será lo mismo enfrentarse a 36 fotogramas por rollo que a las miles de imágenes que puede almacenar una tarjeta de 64 gigabytes sin hablar de las nuevos dispositivos de más capacidad. Además creo que la discusión tecnosófica perdería un poco de su extremo tono si, como nos pasa a muchos que venimos del ejercicio analógico como aprendizaje.

Entre las múltiples ventajas de trabajar con película está como primer punto la delicadeza al escoger la imagen a tomar, como ya dije en el párrafo superior los 36 fotogramas son una “limitante”  ya que nos obliga a escoger el instante para el disparo, eso sin hablar de la imposibilidad de saber al instante como sale la toma, esa la veremos tiempo después de haber pasado por el laboratorio y en algunos casos los errores son solo apreciables cuando se amplía la imagen a menos claro que trabajemos con medianos o grandes formatos de película, cosa que también es complicada por aquello de los costos asociados que van desde la compra de un equipo de ese formato hasta los precios de cada película, que en ningún caso será económica.

Andando por algunos países de Latinoamérica pude ver cómo había una camada de jóvenes comenzando por ese camino analógico, en algunos casos me acerqué a preguntar los detalles, emocionado por ver que aún se hace ese aprendizaje, mi emoción bajó cuando en la mayoría de los casos me hablaban de que una vez tomada la película enviaban el rollo a una tienda especializada que se ocupaba de todo el proceso. Jamás vi copia alguna pero puedo pensar que en su mayoría han de ser mediocres, dejar el proceso en manos ajenas hace complicado tener una perspectiva de lo que se debe hacer como una buena copia, por lo general los laboratorios que trabajan grandes volúmenes de copias trabajan por promedio , cosa que como todo promedio da resultados mediocres sin que quede (aunque hay excepciones) un resultado realmente optimo, todos aquellos que alguna vez trabajamos el laboratorio analógico podemos dar fe de las horas que perdimos haciendo copias fallidas hasta lograr lo más cercano a la perfección.

En fin, creo que las nuevas y viejas escuelas de fotografía deberían afincarse un poco en el trabajo con película, sabemos que es costoso, engorroso y en muchos casos está subestimada por aquello de preferir los nuevos modelos, software y la comodidad de procesar las imágenes con todas las facilidades de estos tiempos, sin hablar delo expedito de la imagen que junto a la facilidad de obtener con cualquier adminiculo de los tantos del mercado (Smartphone, cámaras compactas, réflex, semireflex, mirrorless etc.etc) que hacen que cualquiera se crea fotógrafo en estos tiempos. Es una lástima que sea tan costoso volver a esa tecnología, ojalá alguna vez podamos fundar una escuela cuyo fin fuese el de solo trabajar en analógico para producir varias generaciones de nuevos fotógrafos que no se dejen impresionar por el lio tecnosófico pues su norte seria la imagen y su proceso que como sabemos muchos a pesar de lo complicado que pueda verse para quienes jamás han estado en esas lides de químicos, papeles, películas, ampliadores, temperaturas y hasta conservación de esas copias , siempre es menos difícil y mucho más permanente que cualquiera de las martingalas tecnosóficas de software y obsolescencias tecnológicas.
Prof. José Ramón Briceño, 2017
@plurifotos





lunes, 20 de febrero de 2017

¿Para qué sirve la fotografía?

Estos tiempos que corren parecieran cada día más cercanos a negar la utilidad de los oficios y profesiones humanistas, la cultura como la venimos concibiendo desde hace unos cuantos siglos ha ido mutando hasta simplificarse tanto que hasta quienes manejan un lenguaje básico, esos que yo he dado en catalogar como sabios de Wikipedia o lectores de contratapa son considerados eminencias en sus respectivas áreas de “conocimiento” .

Muchas veces me he encontrado en el camino a gente de otras profesiones que dice de manera muy orgullosa que leen y al preguntarle por su autor favorito nombran algún bestseller de moda o peor aún, se molestan cuando con argumentos se les hacen citicas a sus lecturas pues (creo) se sienten desnudos en su ignorancia ya que tengo la creencia que para sentirse experto en alguna materia toca en verdad investigar bastante, apelar a todas las fuentes posibles, sopesar los argumentos y hasta leer a quienes no comparten la misma opinión a fin de encontrar las grietas en el pensamiento  para poder enmendar la plana si por casualidad estamos equivocados.

El mundo es cada día más pequeño, las artes están interconectadas e ignorar eso cancela cualquier pretensión de sabiduría pues demuestra en realidad todo lo contrario. Antes de escribir este artículo revisé algunas fuentes en la red y me tropecé con un escrito que destilaba parte de esa ignorancia de la que hablo, el autor expresaba su cansancio por tanta imagen repetitiva que circula entre las redes , imagino que hace referencia al trabajo de los fotoperiodistas y de mucho profesional cuya misión parece ser la de hurgar en el lugar común para asegurarse la supervivencia, asunto por demás lógico si pensamos con detenimiento ya que la facilidad que dan los equipos digitales y los diferentes softwares de tratamiento de imagen hacen que los procesos sean muy poco complicados para cualquier mortal de ,os cientos de millones que hacen un curso de fotografía  para que luego de unos meses ya se crean profesionales. Antes de seguir déjenme contarles un secreto, si se invierten dinero en buenos equipos no se hace complicado caer en el lugar común, al final sigue siendo fotografía, ahora la calidad u originalidad es materia de una discusión muy diferente.


Volviendo al tema creo que ese ¿para qué sirve la fotografía? Dependerá del nicho comercial (o no) de quien ejerza el oficio, si es fotógrafo de eventos sociales dirá que la foto sirve para hacer “eternos los momentos felices” aunque parece cursi el enunciado parece estar ajustado a la realidad. Los que viven de hacer fotografía publicitaria no necesitan más que alegar su necesidad de cobrar por sus servicios donde cierto toca bastante bueno pero que por lo general lo hacen bajo las directrices de un cliente asunto que de alguna manera mata la creatividad y estimula la tecnosofía, los que realizan fotografía de modas pueden alegar desde su amor por la estética hasta su interno deseo de reflejar en sus modelos la idealización de lo que piensan es la moda para ellos, quienes hacen foto carné pues la fotografía no es más que un asunto rutinario y hasta aburrido para ganarse la vida pues no hay cosa más asesina para el intelecto que el trabajo mecánico de hacer ese tipo de fotos que si bien no entran en la definición de “fotógrafo” es un modo honrado de ganarse la vida , los fotoperiodistas alegaran algo sobre su obligación de reproducir la realidad para compartir noticia y los artistas su obligación de pervertir esa realidad para amoldarla a sus preceptos estéticos.

Ahora bien, seguimos igual, no hay una sola explicación de la razón de ser de la fotografía pues tampoco este oficio tiene una sola acepción y las nuevas formas para tratar la imagen también abren un gran abanico de opciones para justificar el oficio. Para mí solo existen dos explicaciones validas al momento de justificar esta preferencia por el oficio de la imagen, en primer lugar está el de ganarme la vida y en segundo lugar aunque no menos importante es el de tener un medio para contar a los demás como veo el mundo que me rodea, por supuesto en ningún caso hablo de la realidad, eso no existe más que en mi cerebro, si acaso puedo admitir que  comparto la realidad que percibo pero no hay obligación de que esa “verdad” coincida con la de otros, si eso sucede ya es un avance.

Si a usted querido lector le atrae el oficio , céntrese en ganarse la vida con él pero nunca deje de pensar , estudiar, leer, ver buen cine, investigar lo que hacen otros , un dato importante jamás se convierta en un sabio de Wikipedia que de esos hay millones y lo que hace falta es que el intelecto capitalice otra vez las artes y así volver a darle a la cultura el espacio que la contemporaneidad le ha robado. Al final la fotografía es un reflejo de su pensamiento, sin profundidad tampoco habrá obra por tanto su trabajo nunca será determinante, si se esfuerza habrá valido la pena pues será recordado, de otra no creo que tanto esfuerzo para nunca ser recordado tenga sentido.
José Ramón Briceño, 2017
@plurifotos
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