domingo, 19 de julio de 2015

La fotografía "Venezolana"

Hace un tiempo escribí algo sobre la fotografía venezolana como una suerte de cruzada para empujar entre todos, a partir de ahí he tenido reuniones con varios críticos que han emplazado el tema a discusión, en todos los casos llegamos a la misma conclusión, la fotografía exclusivamente venezolana no existe, la mirada se ha globalizado, el intercambio de imágenes por tantos medios ha logrado que las miradas estén más abiertas a la investigación y cada día más lejanas de una sola forma de percibir el mundo.

Desde esas charlas entre cafés o cervezas que tanto bien hacen a relajar el ambiente, todos han dado muestras de compartir mi preocupación por lo que algunas asociaciones están haciendo al universo fotográfico nacional, desde hace unos años el estado ha patrocinado algunas iniciativas por todo el país, en esas iniciativas se han sumado muchos de los llamados “colectivos culturales”, hasta allí la cosa no tiene gran problema, cada quien se asocia o hace cosas con quienes quieren sin que hubiese alguna dificultad por ello, la cosa se daña cuando miramos de cerca lo que impulsan esas asociaciones.

Los trabajos que muestran por las distintas vías carecen de profundidad, a pesar de que hay muchos fotógrafos bastante talentosos en esos colectivos, su trabajo no pasa de ser una floritura técnica deslumbrante pero vacía de todo significado más allá de los recursos técnicos y tecnológicos utilizados. La fotografía es percibida por cada día más gente como un medio donde cualquier cosa puede ser considerada arte, donde la individualidad y particularidad del pensamiento se omite por primar millones de fotografías idénticas, de Diablos, viejitas, niñitos ventrudos, ranchos de bahareque, atardeceres, paisajes, playas, sonrisas, pueblitos  en fin, toda una pléyade de temas bonitos pero cuyo tratamiento es tan superficial que aburre.

De paso tienen el coraje de llamarse artistas y hablar del “rescate” de la fotografía venezolana como si alguna vez se hubiera perdido. Hay muchos errores en esa formación exclusivamente técnica que prima los malabares tecnosóficos para lograr la "imagen perfecta” pero olvidan de plano el asunto intelectual , emocional y hasta filosófico del oficio, particularmente no le veo ningún sentido a andar fotografiando cosas sin querer transmitir mi visión del mundo, es una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo lo contrario.

Ahora bien, muchas de esas asociaciones hacen múltiples exposiciones alrededor del año, se felicitan con énfasis onanista pero nadie hace una reflexión seria alrededor de la imagen, las exposiciones hechas como chorizos, mal ejecutadas pues los participantes escogen sus fotos para la exposición y como si fuera poco los temas se reducen a fotografiar la “venezolanidad” como si eso fuese así de sencillo sin plantear un proceso de investigación, reduciendo todo a imágenes folclóricas que más bien parecen un catálogo de postales apócrifas, sin valor ni trascendencia.

Creo firmemente en que se está gestando desde algunas escuelas fotográficas un movimiento de profundidad en la investigación, sin embargo miro con preocupación cómo el estado gasta tiempo y esfuerzo en esa nada artística, aunque este espacio no es para discusiones políticas bien vale acotar la aparente acefalia de los entes gubernamentales que pretenden hacer cultura, con políticas banalizadoras del pensamiento, sobre todo si no es cónsono con su ideario político, peores aún son esos que sabiendo sus limitaciones se aprovechan de la ignorancia de otros para ganarse la vida, aún están a tiempo de plantearse cosas serias para poder hablar en un futuro de fotografía hecha en Venezuela por venezolanos y no de fotografía venezolanista más cercana a la propaganda que al arte.
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José Ramón Briceño, 2015
@plurifotos