viernes, 7 de diciembre de 2012

El discurso fotográfico en estos días


Las compañías fotográficas, creo, en una estrategia de mercadeo bien orquestada han venido fabricando equipos compactos con más prestaciones cada día, los automatismos así mismo se han transformado convirtiendo la imagen algo cada día menos complicado, las escuelas y cursos de formación se han multiplicado, por varios factores, el primero pues ese de que los equipos están más baratos y accesibles cada día, el Internet nos pone en constante contacto con las novedades y los que pueden solamente con su tarjeta de crédito pues acceden a estos, los menos pues se valen de los comerciantes para ponerse al día con equipos y accesorios. La otra pues la economía no esta bien para muchos y se deciden por dictar clases para ordenar  el ingreso mensual, además que esa misma facilidad y acceso a los equipos baratos y funcionales sumada a la economía deficitaria empuja a muchos al mercado relativamente fácil de la foto social y hasta de algunos géneros menos  complicados del oficio, eso no tendría problema si sus honorarios no estuviesen tan por debajo de lo que generalmente cobra un profesional, claro también tenemos que sumar a todo eso que la masificación de la fotografía digital ha desacralizado el oficio para todos, lo que conlleva a una considerable merma en la credibilidad que antaño teníamos los fotógrafos.

Pues bien al final el que todos anden haciendo fotos no tiene gran problema, quizás el único punto amargo del asunto está en la vaciedad de los millones de bites que circulan a diario por la web en forma de imágenes, el hecho de que se decupliquen las escuelas tiene como consecuencia a miles de aficionados armados con los más diversos aparatos (desde celulares hasta compactas, pasando por réflex de bajo precio) registrando todo a su alrededor, sin embargo esto no ha redundado en un mejor manejo de la imagen, al contrario, la ha banalizado.

Como vivimos en un país (Venezuela) lleno de contrastes y bellezas naturales pues no hacer fotos es casi sacrilegio, pero el hecho de hacer miles de fotos “bonitas” sin ningún fin pues diluye la intención, claro, tenemos que saber que lo normal son miles de imágenes para seleccionar unas pocas para mostrar, sin embargo ahora se muestran miles sin que ninguna sea lo suficientemente fuera de lo común para ser mostrada en exclusividad. Cada día hay más técnicos que se dicen fotógrafos y menos fotógrafos de oficio, esos que se preocupan por mantener un discurso coherente y una línea (o muchas) de investigación visual.

Tenemos millones de imágenes de viejitas, amaneceres, atardeceres, mendigos, ventanas coloniales, diablos danzantes (ahora harán furor) , vaquitas, animales de granja, campos, niñitos de todas las edades y condiciones pero casi ningún esfuerzo por organizar portafolios y mostrar fotografías que nos muestren un proceso de reflexión en torno al tema que quieran, eso termina por ahogar hasta el gentilicio pues no tenemos una “Fotografía Venezolana” a pesar de que tenemos muchos venezolanos haciendo fotos, aun no tenemos una definición especifica de nuestra imagen como en otras latitudes, ya saldrá alguno de los amigos docentes diciéndome que  no estoy en lo cierto, pero esa es mi visión, los portafolios al parecer están desapareciendo y pocas son las instituciones que se dedican a impartir clases al respecto y cuya preocupación esté más allá del asunto mercadotécnico de tener un publico que aprenda a manejar sus equipos pero sin ninguna clase de formación sobre la forma de mirar, evadiendo los sitios comunes, hasta clases para manejar la cámara del celular hay.

La diferencia básica entre el aficionado avanzado y el profesional es que este ultimo cobra por su trabajo, pero además el profesional que tiene la imagen como un oficio, por lo general es también un compulsivo de hacer fotos, seguramente tiene muchos discos y memorias llenas de fotos pero muestra solo una parte infinitesimal de todo ese archivo, precisamente por que se cuida del discurso y piensa siempre en una obra completa pues la oportunidad de una exposición siempre está presente y no es de gente seria andar mostrando desordenadamente el trabajo, a menos que esa sea la intención, pero hasta en ese aparente desorden hay un orden y un discurso pensado para comunicar algo al espectador.

Entiendo que todos queremos hacer fotos y que también queremos mostrar eso, pero considero que debemos volver a la época de los portafolios y el análisis profundo de los temas al ser abordados, no hacemos nada con lindas fotos si estas no dicen nada pues ese mismo vacío las termina matando por lo común de el abordaje, hagamos un ejercicio de reflexión al ir organizando nuestro trabajo, eso no tiene la gran ciencia, solo es asunto de dedicación y mínimo orden, es más , ni siquiera significa atarse a un tema por tiempos largos, podemos manejar varios e ir haciendo archivos metódicos que en algún momento serán la materia prima de un portafolio, con el fin de comenzar a formar esa fotografía Venezolana que trascienda al mercado e ir dejando esa memoria visual organizada a las futuras generaciones que seguramente tendrán un mundo con menos cosas de las que hoy tenemos el placer de ver.


José Ramón Briceño,2013
@plurifotos
Articulo patrocinado por http://threeway.es/


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