sábado, 4 de enero de 2025

La intención comunicativa, la fotografía y otras ausencias virales

 

Debo admitir que el fenómeno “Hate” me encanta pues (al menos en mi caso) a alguien le incomodó mi texto lo suficiente como para moverlo a protestar, eso por lo general desata muchos otros comentarios, lo que sabemos alebresta al algoritmo haciendo que mi texto comience a ver luz entre detractores y defensores, el tema que vengo a tocar hoy tiene bastante potencial como para desatar una batalla campal. Antes de proseguir con el tema voy a aclarar que no tengo en absoluto ningún problema con las expresiones folclóricas ni mucho menos con mis compatriotas ni por su música, estilo de vida ni atuendos festivos o no, con esto en claro comienzo mi disertación.

Poesía e intención

Hace unos cuatro meses envié una fotografía para que participase en un Salón Nacional de Arte en mi país (Venezuela), una de esas imágenes donde mensaje y estética se opacan entre sí, como todos sabemos en este país hay una censura bastante fuerte con respecto a cualquier cosa que contraríe a la propaganda oficial. La fotografía titulada “Retrato de un Náufrago”  es una escena muy normal en ciertas zonas de Caracas donde los mendigos hacen nido en cualquier calle medianamente segura y se echan a dormir, incluso tienen cobija y colchonetas que esconden en las cornisas de algunos edificios viejos o en los techos de los kioscos, obviamente un mendigo no tiene cabida en un salón nacional, tanto menos fotografiado en Caracas, la verdad es que como me gusta mucho la imagen y transformé un mendigo en un náufrago, una forma muy poética de comenzar a retratar no solo a los seres invisibles que pululan mendigando o comiendo de la basura en la capital, significa también una reflexión en torno a como terminó allí, ¿Qué tan horrible era su vida que ser mendigo lo hace mucho más feliz?, ¿Qué tan mal lo trató la economía?, ¿Cuánto vicio mal orientado lo lanzó a malvivir por las calles?, ¿seria un paciente psiquiátrico cuya depresión se salió d madres y terminó allí gracias a su miseria?, todas las preguntas son posibles y existen infinidad de respuestas casi automáticas, como eso del rechazo al indigente, pero a mi me interesa mucho verlos como un recordatorio de poder terminar así en cualquier momento y por cualquier cosa, vaya que desde el 2020 cualquier cosa puede pasar incluyendo la necesidad de terminar de mendigo sin tener más culpa que ser víctima de las circunstancias.

Aun con todo el posible (y factible) contenido político que carga en esa imagen, adjetivar al retratado como un náufrago le permite (como la buena poesía) expresarse del modo que le provoque al espectador, recordemos que una vez la foto (pintura, escultura, poesía, literatura y todas las artes en general) la decodificación y posterior traducción de esa imagen en el cerebro de los espectadores ya no es problema del autor, todas las interpretaciones son válidas y por tanto la única forma de hacerlas acercarse es precisamente valerse de todos los recursos a tu alcance para poder tener chances para lograr que ese espectador valide la intención comunicativa del autor, un fenómeno que puede ser incluso inconsciente, el cerebro tiene la nece4sidad de dar marco lógico a todo lo que ve, no todo pasa por el consciente , la mayoría de las veces el subconsciente absorbe el discurso real y lo permea hasta el consciente, todos hemos visto alguna cosa que nos perturba y solo nos tranquilizamos cuando le encontramos una explicación.

La comunicación que no se ve

Veo con profunda preocupación como los fotógrafos jóvenes (en su mayoría) de Venezuela están empeñados en hacer un catalogo de vistas venezolanas , paisajes hermosos, Diablos Danzantes, gente de los Andes, niños, viejitas, playas azules con paisajes de ensueño, todas maravillosas pero totalmente carentes de intención comunicativa. Me niego a creer que nadie se ha dado cuenta lo vuelto loco que se ha vuelto el mundo, no entiendo como no hay al menos cien portafolios de como los venezolanos ven el mundo que les ha tocado migrar, por cual razón no me he tropezado con alguien que retrate la “realidad” de cuanto ha cambiado el país en 10 años, ¿Cómo es eso de que no hay nada que los moleste?, ¿Qué es eso de tener que ser literal para decir algo importante?

Temas fotográficos hay a montón, si lo que venden son fotos de los Diablos danzantes esfuércense también para hacer un portafolio que cuente quienes son los diablos danzantes cuando no es Corpus Christi, ¿de que viven?,¿qué comen?, ¿por qué son Diablos? Y así un montón de preguntas que quedan sin respuesta, que además le darían sustento a la memoria visual del país, no importa de que vivas, creo que podrías ser más relevante que un día en vez de fotografiar lo que hay, prefieras mostrar lo que ves, de eso se trata el arte, de hacerse peguntas y buscar respuestas con la maravillosa ventaja de no estar atados a la realidad, eso nos permite hace pasar a la realidad como una visión bastante particular, tanto para hacer resistencia  como para proclamar tu opinión sobre cualquier tema, quizás sea un sesgo profesional pero lo que no entiendo no lo retrato, aunque se puede dar el caso de comenzar a buscar una respuesta sin tener idea de cual realmente es la pregunta.

Repito, si lo que vendes son paisajes y te van maravillosamente no tengo ningún problema, ahora, que todos hagan paisajes y escenas folclóricas maravillosamente encuadradas, reveladas magistralmente, un trabajo que raya en lo perfecto si lo ponemos en términos técnicos pero vacías de contenido pues no responden a ninguna pregunta, tampoco expresan alguna idea, mucho menos se cuestiona el entorno, volviendo a la fotografía un símil del reguetón, muy pegajoso pero de nulo contenido intelectual.  

Fotografía e intelectualidad

Ser fotógrafo es también formar parte de la intelectualidad de un país, un intelectual no es aquel que sabe mucho (o presume de ello) un intelectual se hace muchas preguntas, para ellos todo debe tener una explicación y en esa búsqueda la necesidad de compartir su visión se hace obligatoria, quizás el trabajo no sea para hacerse influencer (otra vez la cultura al estilo reguetón) pero si para dejar constancia de las dudas que te abruman y eso va del amor al odio, todas esas dudas aplican y el mundo está lleno de señales para comenzar a buscar la respuesta, pero solo funcionan cuando el artista comienza a usar la estética como disfraz para evitar las miradas indiscretas, una suerte de lenguaje de masas donde la poesía se ha transformado en lenguaje para iniciados. Hablemos de un ejemplo práctico , cuando era un muchacho no había fiesta en mi país que no pusiera en la pista de baile “Burbujas de amor” del maestro Juan Luis Guerra quien de modo tan elegante (y tropicalmente alegre) ponía a bailar a la gente con un poema erótico de alto voltaje , y cito “Quisiera ser un pez/Para tocar mi nariz en tu pecera/Y hacer burbujas de amor por dondequiera, oh-oh-oh/Pasar la noche en vela/Mojado en ti” una evidente alegoría al sexo oral que podría decirse con menos palabras pero jamás con más elegancia , sobre todo para una canción que estuvo de moda en un país donde habían cerrado una televisora por cinco minutos de porno a media noche.

Como encontrar el camino

Volviendo al tema y conociendo de primera mano la dificultad de llegar hasta la imagen estéticamente correcta pero con intención comunicativa lo único que puedo recomendar aparte de lo evidente; lean, vean buenas películas, investiguen sobre  la obra de los maestros, busquen sus historias, lean critica estética, mucha ficción además, tómense un momento de cualquier día o noche y hagan una lista de los temas que los perturben, atemoricen, que les encante o que odien , escojan uno y en papel hagan una descripción de como harían para contar esa historia en imágenes, que necesitan, donde deberían ir, como la procesarían, piensen que le están mostrando la foto al peor de sus críticos , sean los más despiadados críticos de su obra, busquen el tono discursivo, si lo harían en forma de chiste, fotonovela, urbano, en color, blanco y negro, alto contraste recodando que solo tienen la imagen y su título para dar al espectador un acercamiento a su intención comunicativa, un ejercicio perfecto para comenzar a buscar una formula que les permita dejar fluir su idea, claro, eso necesita una cuota de valentía, pararse y decir lo que sea, sin importar lo que otros opinen es un acto de valor que aplica para todo, sobre todo en esta época de algoritmos y viralidades.

Empecemos por dejar de hacer fotos venezolanistas para hacer fotos venezolanas, con una intención comunicativa tan particular como nuestro gentilicio e historia, mientras no lleguemos allí seguiremos siendo unos excelentes técnico de historias vacías que tienden a repetirse con escasas variaciones en la mirada de muchos.

Profesor José Ramón Briceño Diwan

04/01/2025

 


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