lunes, 13 de marzo de 2023

La fotografía (analógica) un objeto único

 

La fotografía digital y  las nuevas maneras de “revelar” las imágenes resultantes , bien sea por la novedosísima IA o por medio de cualquier software hacen parecer como si el oficio hubiese despegado a cotas imposibles, es innegable que el oficio del fotógrafo ahora es mucho más amable que antes del advenimiento (y masificación) de los artilugios digitales, por primera vez en la historia de la fotografía todos tenemos el control absoluto del proceso, desde la toma hasta la impresión o difusión digital (redes sociales, clientes, etc.etc…) , antes de lo digital dependíamos por completo de una serie de servicios que ahora son innecesarios, ya no perdemos horas con una lupa viendo negativos u hojas de contacto, no perdemos tiempo valioso buscando la película correcta para el encargo, tampoco nos ponemos a disposición de la interpretación de un laboratorista para mejorar las copias y lo mejor, no tenemos que esperar nada para ver la imagen “cruda” y decidir que necesitamos otra ronda para encontrar la imagen perfecta que luego bajaremos a nuestro ordenador y de allí a donde tenga que ir, todo un avance.

El único problema de todo es que la fotografía como objeto único está destinado a desaparecer, a menos claro que seamos los maestros de la vida y convirtamos ese archivo digital en un NFT , eso también es una maravilla pero para ello necesitamos invertir algo más en infraestructura digital, gastar más para eso que llaman Minteo y luego colocarlo en un Marketplace dependiendo además de las fluctuaciones del mercado de las criptomonedas sin hablar del mercadeo propio, todo un lio, excelente para quienes surfean esa ola y sobreviven sin mayor desgaste emocional o  económico.


 

Si bien es cierto que la fotografía parece haber avanzado hasta otro nivel, también (creo) que ha descendido unos cuantos peldaños, todos los fotógrafos que solo hacemos digital o nos dedicamos a vender artículos utilitarios para ganar menos o claudicamos y bajamos a ser los personajes orquesta a disposición del marketing digital, hacemos de diseñadores , fotógrafos, maquilladores , iluminadores, publicistas y hasta diseñadores de moda para poder encajar en un mercado que está a tres minutos de saturarse gracias a las bondades de las redes sociales que se han vuelto el principal vehículo publicitario. Un fotógrafo profesional del año 2023 rara vez podrá vivir con la holgura de 1998, entre otras cosas porque ahora las cámaras digitales son baratas y sus prestaciones llevan una inmensa ventaja si las comparamos con las cámaras analógicas del siglo pasado, antes era complicado el oficio pues tenías que obtener algunas habilidades que hoy día han sido simplificadas al máximo, además con una reducción de costos bastante importante pues entre el fotógrafo y el producto terminado si acaso hay una impresora que hace las copias fieles, tal cual salieron del ordenador, todos hermosos a fuerza de filtros y con recursos que para 1999 eran de ciencia ficción, al menos acá en Venezuela.

Entre las víctimas de todo esto están los artistas, la verdad no tengo idea de que viven los artistas de la fotografía hoy día, imagino que es de vender NFT para poder asegurar una pieza única, quizás hay contratos que desconozco pero hasta donde sé, toda fotografía digital es susceptible de ser copiada y en eso precisamente radica su debilidad, no es que antes no lo fuese pero negativo en mano no hay copia posible, si vendiese una foto por una cantidad desmesurada de dinero, solo con el negativo podría (el nuevo dueño) asegurarse que toda copia a partir de esa imagen es falsa, el tiene el único original, quizás alguien levante la mano y hable del NFT y hasta tenga razón pero en mi cabeza sigue pareciendo mejor el archivo analógico como la única manera de saber a ciencia cierta quien posee el  original, ahora, si ese nuevo dueño hace copias del negativo eso iría en detrimento de su inversión.

El valor de las cosas coleccionables está sujeto a su escasez, por esa razón se diferencian el arte de la artesanía, mientras el primero no puede ser reproducido de modo idéntico gracias a la falibilidad humana o por que las conjunción de factores son algo que jamás volverá a suceder, por eso los artistas muertos son más caros que cuando estaban vivos, una vez muerto el artista nadie más podrá ocupar su lugar y tampoco podrá hacer nada más (está muerto) la escasez es precisamente el incentivo perfecto para poder considerar el valor de una pieza, esa misma es la lógica del NFT. La artesanía por el contrario, puede ser reproducida ad infinitum hasta por procesos mecánicos, por desgracia y a pesar de todos los adelantos la fotografía se ha transformado en artesanía al mejor estilo de los gigantes asiáticos que venden miles de millones de reproducciones al año.


 

La fotografía como arte, a mi modo de ver, debería volver a sus inicios, ahora sería mucho más fácil hacer la selección del material a copiar, ya no tienes que pelearte con horas seleccionando negativos o revisando hojas de contacto, solo digitalizas y revisas, puedes pasar horas dedicándole a tu copia en papel fibra el tiempo que necesites y puedes estar seguro que ninguna copia será idéntica (claro si la haces a mano) , los químicos los puedes fabricar en casa pues hay miles de libros anteriores al advenimiento de lo digital donde reseñan con pelos y  señales las recetas, o puedes solo encargaros a los proveedores que gracias a la globalización ya n saben mucho de distancias para realizar sus ventas. Como contraparte también podemos hablar del aumento de los costes de producir una foto en analógico que es por mucho más caro que hacerlo en digital, pero (creo) es la única manera para devolver a la fotografía su sitial como arte y dejar de ser visto como mercadería utilitaria.

Profesor José Ramón Briceño

13/03/ 2023

 


  

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