jueves, 4 de agosto de 2022

La intención comunicativa en la fotografía

 


Hace pocos días tuve una entrevista de empleo, donde todo sucedió (al principio) con el repertorio  normal, quien eres, que haces y de que vives, el discurso natural de cualquier entrevista laboral, el posible contratante me suelta en un estudio y pide que haga unas fotos y las retoque para él saber si funciono para el empleo, era ser el fotógrafo de planta de una empresa de publicidad, un espacio para trabajar con el que soñamos muchos, buenos equipos e infraestructura idónea, como para ir a trabajar a diario pensando en que cosa inventar y con presupuesto para ello, tal como a mi lado dice el dueño de la empresa, acto seguido me deja con el fotógrafo actual y me puse a hacer su trabajo. Hasta acá todo bien, el asunto en el que me saca de la “zona de confort” , había que improvisar sin saber quién era el cliente o para que querían el trabajo, dos cosas básicas que toca pensar si trabajas como fotógrafo, en el área que sea ha de respetarse la “Intención comunicativa” del trabajo.

Algo lógico para los publicistas pero no tanto para los fotógrafos, sobre todo cuando estás haciendo una entrevista a ciegas porque no tienes idea de quién es el que te contrata ni mucho menos sabes cuales son los clientes estándar de estos jefes, eso sin hablar del mal gusto preponderante pues se supone que no solo haces la fotografía y la editas según lo que piensas puede ser el producto de ese trabajo.

Hace rato estoy pensando en que mucha educación técnica pero muy poca formación en asuntos tan espinosos como conformar la intención comunicativa, para no ponerme exquisito y estar a tono con la publicación usaré la definición más popular, quizás no la más culta pero si por mucho al alcance de todos, la de Wikipedia;

“La intención comunicativa es el propósito, la meta o finalidad, por medio de su discurso, el colectivo de actores comunicativo. La intención modela el discurso del emisor, puesto que sus actos lingüísticos irán encaminados a lograr el propósito que persigue (aunque sea de forma inconsciente), a la vez que también influye en la interpretación del receptor”

Aunque es evidente que la acepción del término proviene de fuentes tan aparentemente disimiles a la fotografía como lo es la lingüística, al final la imagen forma parte de un modo comunicativo que si bien tiene otros lenguajes , ha de ser conformado bajo parámetros de lectura lo suficientemente claros para ser entendidos, a menos que esa precisamente sea su intención comunicativa, pongamos como ejemplo la campaña de Benetton de 1992, donde aparecía un David Kirby rodeado de familiares mientras agoniza víctima del SIDA, la intención evidente era la de hacer conciencia sobre lo grave de esa enfermedad, además , lo impresionante de la escena naturalmente hace que el espectador se lleve en la mente a la marca, inevitablemente se convertirá en una referencia y por cualquier razón se convierten en clientes potenciales, eso en el planeta tierra de aquellos años era totalmente factible, por tanto, realizable. En todo caso la intención comunicativa pareciera estar muy alejada de la venta de los productos de una casa de modas, algo tan serio como un hombre agonizante, para vender ropa.


(Foto: Therese Frare. Original en blanco y negro.)

 

Un riesgo muy alto que casi nadie tiene el valor de tomar, sobre todo en la industria de la moda, donde el hedonismo marca cualquier intención comunicativa, en el caso de quienes hacen arte, el asunto va más o menos en esa vía, con el “pequeño”  detalle de que la fotografía, el portafolio, el mosaico, tríptico, díptico o como se quiera presentar una idea transmitida vía imagen sin movimiento donde el único recurso que puede auxiliar al artista está contenido en el título y los recursos fotográficos que tenga resueltos en sus trabajos, algo que debe estar acompañado de todo un discurso visual que lo acompañe, al estar sujeto a la libre interpretación la obra debe contener las claves para su decodificación sin más limites que la capacidad interpretativo del espectador, por tanto obliga a hacer una depuración constante del trabajo, ir haciendo siega de los elementos que no aportan nada , eliminando lo intrascendente para mostrar un discurso lo suficientemente elegante para pasar por arte sin pasar por el mal lugar de no ser entendido o peor, ser mal entendido.

Cualquier intento de abordar la fotografía con éxito debe pasar ´primero por el tamiz de la “intención comunicativa”, si el proyecto fotográfico no está sujeto a esta lo más factible es que termines con imágenes hermosas que carecen de significado, o cuyo significado pueda ser tildado como anecdótico ya que necesita de una explicación para ser entendido, si una foto toca explicarla entonces fracasamos, para explicarla tenemos el título que en conjugación con el trabajo da una idea bastante cercana a la intención de su autor.

Para cerrar, si no hay claridad en el destino del mensaje, entonces tampoco tendrás mucho éxito en el trabajo, tal cual me sucedió, mucho conocimiento, bastante oficio pero desconocedor por completo de la intención comunicativa de la marca o cliente logra que el trabajo sea siempre muy distinto de lo que el contratante quiere, nunca es lo mismo hacer fotografías para Benetton que para Prada, ambos venden ropa pero sus públicos son totalmente distintos así como sus catálogos si es que los tienen.

El empleo, creo que no me lo gané, sin embargo ya tendré claro que entre el deber ser y lo que realmente nos encontramos son dos abismos que no podremos cruzar sin ayuda, eso implica preguntar, documentarse y tener claro que la intención comunicativa de la fotografía va primero, esta define hasta la selección de la estética necesaria para el trabajo.

 Profesor José Ramón Briceño 

04/08/2021




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