lunes, 16 de septiembre de 2013

Critica y arte

En estos últimos tiempos de redes sociales nos hemos visto inmersos en ellas aun sin querer, me explico, todos o casi todos hacemos vida en esos espacios virtuales, además es una cosa casi que irresistible usar esas mismas redes como plataforma barata para mostrar nuestro trabajo, sea cual fuere que hagamos, por esa razón (y otras más claro) existen ahora los grupos de discusión en todas ellas.

El caso de la fotografía es quizás más especial que los demás, todas las redes están llenas de fotografías, es más creo que jamás nuestra vida ha sido tan expuesta en millones de imágenes que cada minuto inundan estas redes, son los grupos de fotógrafos aficionados o no quienes de alguna manera logran acumular una cantidad más o menos representativa de lo que se está haciendo en el mundo, claro, en esos grupos nos encontramos de todo, desde principiantes que muestran imágenes sin sentido, semi profesionales que se ufanan de la jerigonza técnica que manejan hasta profesionales que simplemente deciden que las fotos hacen más rodando en las redes que vegetando en un disco duro.

Entre esa profusión de fotos que pululan en las redes, también lo hacen los críticos de oficio, la verdad me revientan casi todos pues el asunto en caso tal es orientar, no enseñar, para eso hay millones de escuelas y textos sobre fotografía que de alguna forma van guiando a los aprendices hasta que ellos, vía trabajo, observación e investigación llegan al punto en que quieren llegar, unos terminan siendo maestros, otros pues nunca pasan de aficionados avanzados, pero ese es problema de cada quien. El problema básico de los criticones (lease críticos por favor) de oficio, es que la mayoría de ellos saben bastante de fotografía, son unos ejecutantes bastante buenos en su oficio, sin embargo jamás se han ganado ni un premio en su vida, las galerías no son más que espacios de discusión donde por alguna razón no los reciben en sus paredes, la definición del criticon pareciera no ser más que la de leer mucho, revisar muchas fotos, pero no para mejorar el trabajo propio si no el de demostrar al mundo lo mucho que han leído y visto y hasta donde se el propósito de cada artista no es demostrar lo mucho que ha cultivado su cerebro (si es artista se supone que ya lo hace), el propósito de cada quien es de alguna manera mostrar su opinión en imágenes, textos o trazos de color sobre un tópico o situación que le interese, no el de agradar a tal o cual persona o corriente, esa es otra cosa, se acerca más a lo publicitario donde se trabaja según el requerimiento de un tercero y debe ser construida la imagen con algunos patrones pre establecidos a fin de agradar a la mayor cantidad de gente.

No hace mucho me tropecé con uno que me dio toda una cátedra sobre el por que le molestaban mis imágenes, aunque me pareció bastante grosera la intervención del sujeto lo deje pasar, ¿la razón?, el es de las personas que mucho leen, mucho escriben, mucho han viajado pero al parecer lo hacen solo para satisfacer el ego y no al alma. 

La conclusión lectores es que para ser artista se deben aprender hasta casi ser instintiva la cosa estética, debemos ver trabajos de muchos de los consagrados, en el camino quizás hasta fusilarlos (copiarlos) pero llegado un momento, con el ejercicio tanto de la toma como de la edición, llegar a comunicar al espectador atento, nuestras intenciones en torno al tema seleccionado, eso incluye claro que hasta se cuele nuestro estado de animo y de alguna manera mostrarse desnudo desde nuestro trabajo, lo otro, el ego, queda para otros espacios donde funcione, mientras para poder ser critico deberían ser maestros en su área y no simples ejecutantes, esos críticos gratuitos o no con que nos tropezaremos todos los días de nuestra vida, bien sea por las redes o en las galerías, son un mal latente en nuestras sociedades.

José Ramón Briceño, 2013
@plurifotos


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