Andando
por ahí se ven muchas cosas, una de ellas es la absurda pose de importancia que
muchos aficionados asumen cuando tienen una cámara en la mano, si el equipo es
una refléx tanto mayor será la pose de “estrella”. Cuando veo esas cosas me
espanto pues creo que alguna vez debo haberme visto así, quiero imaginar que
ese tiempo ha pasado y que me asumo como un mortal cualquiera, al final uno no
es más que eso, para creerse la gran cosa están los salones y hasta los
posibles jefes.
La
cosa me alarmó una vez que estuve de visita en una escuela de fotografía,
obviamente los alumnos más jóvenes se pavoneaban por las instalaciones con la
cámara al hombro, lo más gracioso fue escuchar a un joven decirle a otro que el
cargaba la cámara analógica al hombro pues se sentía más fotógrafo, ciertamente
me provocó decirle dos cosas pero es de mal gusto andar corrigiendo alumnos
ajenos. En otra parte donde estuve haciendo, una compañía grande que me
contrató para hacer el registro de una de sus actividades, vi que varios
empleados andaban pululando con cámaras por el sitio, uno de ellos me reclamó
pues decía que yo estaba atravesado en su campo de visión, voltee y me quité,
no sin antes decir alguna cosa poco amable para reclamar el mal gusto de la
forma del reclamo, ahí caí en cuenta que quienes cargaban la cámara tenían una
pose de superioridad, imagino que era una manera de llamar la atención de sus
jefes, para que ellos (los jefes) supieran de la devoción por la empresa, tanto
así que se dignaban a hacer fotografías sin que ese fuese su trabajo.
La
crítica viene por lo siguiente, si hacemos algún trabajo que pretenda ser
documental, lo mejor es pasar desapercibidos pues de otra se pierde la
oportunidad de registrar lo que en realidad está sucediendo, la única manera de
hacer el trabajo y que tenemos que intervenir es cuando se hacen fotografías de
eventos sociales, allí toca hablar con la gente, agruparlas y hasta repetir
varias veces las imágenes hasta estar conformes, sin embargo considero que en esas oportunidades igual toca hacer acopio de paciencia y ser cortes con todos, las poses también sobran.
El
asunto ese de las cámaras no debería ser algo preponderante, mejor cámara no
hace mejor fotógrafo, el fotógrafo lo hace el ojo y la posibilidad de pasar
desapercibido solo para no molestar a nadie, permitir que lo que sea que se
esté fotografiando salga lo mejor posible, aunar todo el conocimiento que
sumado a las manías propias de cada quien, genere resultado que queremos
nosotros y también el cliente.
Con
los aficionados mucho no se puede hacer, sin embargo imagino que es tarea de
los docentes de las diferentes escuelas, dedicar tiempo a hablar del asunto con
sus alumnos, repasar las cosas que dice gente importante (yo ahí no aplico)
como Sebastián Salgado quien dice muy acertadamente que la cámara es solo un
aparato, lo importante está en el cerebro.
A la venta el Manual de fotografía para principiantes
José
Ramón Briceño, 2015
@plurifotos
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