Hace muchos años, quizás unos
quince cuando a media tarde recibí una llamada, era alguien que conocía
preguntando si estaba disponible para cubrir una emergencia, unos amigos de ella
(la persona que llamó) se casaban, pero no tenían fotógrafo para la boda, todo
iba bien hasta que preguntó si me podía pagar con comida y bebida en la fiesta,
como si pagase una barra libre, pero en vez de usar dinero debía usar la
cámara, algo muy ofensivo, sobre todo cuando me enteré que los contrayentes
habían contratado uno de los salones de festejos más caros de la ciudad y quien
sabe cuánto licor y comida pero no querían (o no podían) pagar un fotógrafo.
Obviamente decliné de modo poco elegante la invitación, es un exceso que
alguien desprecié tu trabajo al intercambiarlo por comida o bebida, que si me
hubiese podido llevar una caja de wiski escoces de 18 años a casa quizás
hubiese pensado hacerlo ya que el trueque es (a veces) una forma interesante de
hacer negocios, pero solo aplicaba lo que me pidiese comer o beber mientras
“disfrutaba” la fiesta.
Cuando es válido “regalar” el
trabajo
No digo que jamás haga cosas de
gratis, igual tengo archivo y todos los días cuando salgo a trabajar o a lo que
sea me voy con el compromiso de volver con una imagen, aunque sea,
eventualmente el ejercicio irá haciéndose un portafolio que por lo general no
es comercial, el destino de eso es invariablemente ser posteado mis redes
sociales, si en el camino alguna revista digital me pide unas para ser
publicadas y acompañadas de algún artículo con gusto las cedo siempre y cuando
lleven mis créditos las cedo, la publicidad entre el público que me interesa
nunca es mala. También aplica usarlas como regalos, si algún amigo o familiar
muy querido necesita un fotógrafo con gusto regalo mis servicios, pero sin
excepciones a la regla que me tomo bastante en serio, de ahí a soportar que
cualquier desconsiderado piense que por usar una cámara digital voy a
intercambiar mi trabajo por nada hay un largo trecho, mismo razonamiento uso
cuando aparece alguna oferta de empleo tipo necesito hacer las fotos para mis
redes, te voy a contratar sin ningún otro beneficio que pagarte 50$ a la semana
en jornadas de ocho horas de lunes a sábado el otro típico es, vamos a salir
con mi empresa de viaje para (ponga el sitio que prefiera) te invitamos pero
debes hacer todo el registro del evento y no cobrarás nada, a menos que el
viaje sea a un sitio paradisiaco donde pueda hacer tras fotos que pueda vender
lo normal es que me niegue, así hay un largo etcétera de posibilidades de
“trabajo” que no me interesan y que en realidad son insultos para el oficio que
suceden todos los días y a cada rato.
Valuar el trabajo
Cuando comenzamos cualquier
proyecto (el que sea) tenemos que hacer una inversión, esta inversión debe ser
no solo en equipos, también en formación, estos elementos pesan al momento de
cobrar nuestros servicios. El caso de los fotógrafos es bastante problemático
el asunto del cálculo de honorarios justos por nuestro trabajo.
Seguramente muchos de quienes me
leen alguna vez los han contactado para hacer algún trabajo de gratis, unas
veces pretenden que uno se cobre con comida o del licor de la boda, otras te
compran unas cuantas fotos y te preguntan a ver si les regalas el resto de las
fotos, los menos te “invitan” a una salida, la que sea y de paso piden por
favor que les hagas fotos de su evento y se las regales. Están mal, sé que
muchas veces provoca cierto temor ser firme en el momento de cobrar o negarse a
hacer el trabajo bien sea por lazos familiares o por que quien te está pidiendo
(de gratis) el trabajo es algún jefe que no se quiere enterar ni que eso es
fuera de horario laboral o que la ocasión nada tiene que ver con lo que fuiste
contratado, los más son los conocidos que por unas palabras amables ya se creen
con derecho a solicitar un trabajo gratuito sin retribución alguna porque “son
amigos”, una cosa es que uno mismo regale el trabajo, por que provoca y otra
muy diferente es que te “Exijan” que lo regales, es trabajo no hobby, como
muchos lo ven.
Se preguntarán a que viene el
cuento, simple, entre todos los males de estos tiempos está el del desprecio
por el trabajo ajeno, sobre todo porque los demás piensan que la que hace las
fotos es la cámara y no el fotógrafo, por tanto, no tiene sentido pagar por
algo tan común que hasta ellos mismos lo pueden hacer, cada vez que me tropiezo
alguien así le recomiendo que lo hagan ellos mismos, total “es fácil”.
Nadie habla del tiempo dedicado a
cada imagen, del que se invierte en posproducción, de lo que cuesta el equipo,
del desgaste de las computadoras ,el costo del software y sobre todo el
conocimiento, eso sin hablar del drama si las fotos no agradan a los
beneficiaros luego hablan mal del trabajo y en tiempos de redes sociales eso es
nefasto, de todo eso hace rato me cansé, nunca más hago ni descuentos ni regalo
nada a petición ajena, lo mismo le recomiendo a todos los que se inician, los
que se buscan un sitio en la comunidad para ganarse la vida, bájense de la nube
con la fantasía que si cobran muy barato tendrán más clientes, la verdad es
todo lo contrario, si cobran muy barato difícilmente podrán crecer en equipos,
el uso los irá dañando y si el retorno de la inversión no es acorde con la posibilidad
de reponer equipo vivirán con lo que les vaya quedando, al final, en el mejor
de los casos, terminarán en la puerta de las iglesias cazando bodas o bautizos con su álbum bajo el brazo sin
solución de futuro como tantos otros.
Daños a terceros
Estemos claros, cuando se es
novato no puedes cobrar gran cosa, pero ha de existir un piso mínimo de venta
al público que todos respeten. También es lógico que cada trabajo tenga un
valor específico una foto de una fiesta infantil no tiene ni de lejos el mismo
esfuerzo de una boda, ni un trabajo editorial o un trabajo de modas, pero
regalar fotos por dos centavos solo te dejará en la ruina, arruinaras a los
colegas, seguirás colaborando a la merma del negocio para todos y por ultimo
serás co-culpable de la mentalidad abusiva de los mendigos de trabajos, que
nunca jamás chistan por el costo de una botella de wiski , por el servicio de
catering o quien sabe cuántas cosas más pero pretenden que las fotos o se las
regalen o peor, que les cobren muy barato pues se lo han gastado todo y a
última hora se acordaron de las fotos. Los jefes abusivos también aplican
cuando se aprovechan y si tú los dejas se servirán más de todos, así el espiral
de abusos nunca terminará. Desde estas líneas les recomiendo a todos los fotógrafos
que me leen, a quienes piensan meterse en el oficio, a los que ya son
profesionales y a los que están en vías de serlo, que unamos conciencias,
cobremos lo justo pero que jamás volvamos a dejar que alguien abuse pidiendo
regalos no merecidos que de paso desmerecen nuestro esfuerzo y afectan las
finanzas de todos.
Prof. José Ramón Briceño Diwan
12/09/2024
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