La fotografía analógica como herramienta de aprendizaje pre-digital
La fotografía química es un proceso antiguo que se ha utilizado durante poco más de un siglo para capturar imágenes. Hay muchas ventajas en el uso de la fotografía química sobre la fotografía digital. Una de las mayores ventajas es que las fotografías químicas, por la necesidad de mano de obra especializada y dedicada para su reproducción hace más complicada su intervención, se reducen las posibilidades de trucar la imagen. Los negativos son complicados de editar o alterar sin tener que ocupar muchas horas dedicadas a esa labor, lo que encarece los costos y hacen poco practica frente a lo digital, lo que da una (teórica) representación más auténtica de la escena que se capturó. Otra ventaja de la fotografía química es que crea cada copia será única por muchas razones.
Los colores y tonos de las impresiones químicas son mucho más sutiles que los de las impresiones digitales, lo que las transforma en las copias fotográficas más impresionantes disponibles en la actualidad. La fotografía química es un proceso muy lento, lo que significa que hay tiempo para la contemplación entre tomar la fotografía y ver la impresión final. Esto puede conducir a una mayor apreciación de la imagen, así como a una respuesta emocional más fuerte de los espectadores.
En estos tiempos en los que la permanencia de los archivos es absolutamente efímera, frente a los negativos que en condiciones de archivo medianamente controladas pueden sobrevivir por más de un siglo, frente a los archivos digitales que son susceptibles a desaparecer bien por obsolescencia del método de archivo , un apagón y hasta la forzada necesidad de borrar archivos para dejar espacio a nuevos datos, está sujeta a desaparecer en cualquier momento, la historia jamás había sido tan efímera como cuando se decide tener absolutamente todo en digital, volver a la fotografía analógica iría solo en función de evitar que la historia se desdibuje y pueda ser reescrita a partir de los recuerdos las imágenes pueden desaparecer por cualquier circunstancia, mientras que los negativos (y copias) sobrevivirán al fotógrafo , mientras que lo digital está sujeto a desaparecer por multiles factores.
Una de las maravillas de a fotografía digital está en la inmediatez de la imagen que junto a la variedad de programas de toma y de edición no solo abarata el costo, también acelera la entrega del material, evitando la espera para saber si en realidad la foto que ideó es la misma que ve en su PC , toda una maravilla, sobre todo porque con los nuevos smartphones la fotografía ha dejado de ser un asunto para elegidos. Como nada es perfecto, la fotografía no es la excepción , la disponibilidad de espacio en la nube, tarjetas de memoria, discos duros y cualquier otra forma de archivo ha logrado reducir la comprensión de la luz así como el acto de decodificar la escena en función del hecho comunicativo para disparar miles de fotos y solamente remitirse a escoger la imagen ganadora, mientras que trabajando con película y manejar todo el proceso nos permite comprender el fenómeno de la luz, no poder ver enseguida una fotografía al momento de hacer el disparo nos obliga a pensar en todos los valores que debemos manejar, el no tener (sin importar con cual película trabaje) miles de disparos a disposición fuerza a los fotógrafos a hacer todos los cálculos necesarios para buscar que su fotografía esté más cerca a lo imaginado, en determinado momento comenzará a hacer cada disparo pensando de antemano en los valores de encuadre, obturación, diafragmado para terminar pensando en cómo hará el revelado, la temperatura del químico el tipo de papel, si fuerza de modo químico o no si la película tal le dará un resultado determinado, el tipo de papel, en fin, todos los recursos a disposición que comparado con lo digital es en realidad muy limitada pero esa misma limitación es la que obliga al fotógrafo analógico a pensar la fotografía sin depender de las facilidades de los digital.
Este fenómeno obliga al fotógrafo a meditar antes del disparo, la limitación de película, la necesidad de minimizar errores y la imposibilidad de tener certeza de cuan bien (o mal) sale el trabajo obliga al fotógrafo analógico a pensarse bien antes de hacer el disparo, convirtiendo la fotografía en un ejercicio intelectual completo. La costumbre de trabajar bajo parámetros analógicos forma fotógrafos más conscientes del fenómeno de la luz y las posibilidades reales de su equipo y viéndolo de esta manera, si logra encajar todos los detalles que maneja trabajando en analógico, es lógico pensar en que cuando esté con un equipo que no tenga las limitaciones naturales de la película, entenderá fotografía de un modo más profundo que quien jamás ha tocado un negativo en su vida.
No es cuestión de suponer que un medio es superior a otro, todo lo contrario, es pensar en cómo obtener mejores resultados al conocer el proceso más a fondo, tener conciencia de cómo es realmente importante la luz por encima de todo el entarimado tecnosófico de hoy día.
Profesor José Ramón Briceño
12/07/2021
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