Todos
los fotógrafos tenemos, en algún momento que participar en alguna exposición,
competir en algún concurso, vender en alguna galería, total, diversificar las
maneras de difusión de nuestro trabajo, atrayendo de paso nuevos espectadores
proveerse de la muy necesaria remuneración. Esa decisión forma parte del oficio
“serio” medirse con otros o quizás simplemente vernos en la pared de alguna galería
o museo es un placer siempre, si le sumamos la posibilidad de venta o de premiación
para nuestro trabajo, tanto mejor.
La
cosa se pone complicada cuando comenzamos a seleccionar el material para
enviar, usualmente tenemos cientos de miles de imágenes en otros tantos discos
desperdigados por todos lados, revisar eso es un problema, mi primera
recomendación es que mantengan archivos genéricos con una selección básica de
las mejores fotos que vayamos tomando, separadas en caretas por motivos y hasta
por técnica, al momento de plantearse la selección agradecerán haber tomado esa
precaución.
Para
plantearse la selección de lo que vayamos a enviar bien vale revisar la
historia de la galería, museo o salón al que enviará su obra, nunca es el mismo
tipo de jurado que está en un museo de arte contemporáneo al jurado de un
premio de fotoperiodismo, tampoco son de la misma óptica los jurados que
usualmente se asumen para salones tradicionales, una vez que sabemos su
historia podremos comenzar la selección primaria. Otra clave también son las
bases mismas, si hay poco espacio para la obra debemos pensar en una imagen única,
si por el contrario hay suficiente espacio podríamos pensar en un tríptico para
que nuestra historia en imagen sea más contundente, aunque soy partidario de la
imagen solitaria con discurso, también sé que hay otros que van mejor
acompañados.
En
caso de decidirnos por más de una fotografía, si es un salón tradicional no
tiene sentido enviar polípticos, nada de eso, si acaso tres buenas imágenes que
compartan por completo lo que su autor pretende, la otra licencia es más válida
para los museos o galerías de arte contemporáneo que son más flexibles en
cuanto a la apreciación de otras formas menos convencionales de elaborar
discursos.
Color
o B/N formará parte de su decisión, pero aun no llegamos ahí, la temática de
las imágenes también es pertinente, no a todos los concursos entra un desnudo, ya comenté líneas arriba que vea la historia
del salón así podré ver si el abordaje del tema es
válido para ese espacio, siempre los paisajes, las instantáneas, el trabajo
conceptual y hasta el documental son bien recibidos en todas partes, las
naturalezas muertas, los desnudos, el trabajo experimental y hasta los ecos del
surrealismo contemporáneo caben más en un museo o en alguna galería especializada.
Ya
vio que tiene, en el supuesto de que haya visto suficientes fotos leído suficientes
libros (no de técnica por favor) ha mirado infinidad de filmes y ha visitado
muchos museos así sea de manera virtual, presumo que su pieza es lo
suficientemente original como para que un jurado no lo rechaza por ser un
vulgar copiador de otros, eso es muy feo.
Toca
seleccionar la impresión, en estos tiempos hay cientos de opciones de
impresión, desde la lona, pasando por el lienzo, el vinil autoadhesivo hasta la
siempre hermosa copia en papel, debo admitir que soy un purista en cuanto al
asunto del montaje, a mí me sigue
gustando el marco negro, el paspartú blanco y con las consideraciones
necesarias mi fotografía impresa en papel fotoquímico y protegida de los
elementos con su vidrio, todo muy clásico, sin embargo, en virtud de los
tiempos que corren toca pensar en otras formas, quizás en este punto la única acotación
sería que la impresión fuese si no perfecta por lo menos cercana a eso, una
presentación limpia y que exude seriedad por favor nada de ese espantoso “marco
holandés” (así le dicen en Venezuela) que no es más que la imagen pegada a una
tablilla, eso está bien para las fotos familiares en la oficina, que al final
tampoco la oficina es tuya ( si lo es, quita esa foto y mándala a montar bien) en
una sala de exposición debemos mostrar respeto y consideración hacia el
espectador, además, la foto es nuestra embajadora si da mala impresión así
mismo nos verán.
Prof.
José Ramón Briceño, 2014
@plurifotos
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