Como no todo es dar clases, de vez en cuando salen espacios para mostrar lo que uno hace, y como en este caso es un trabajo experimental y en construcción pues así mismo es el espacio y la manera de ser mostrado, si por casualidad andan en Maracay, los invito cordialmente a la inauguración de esta expo.
La
sagrada familia
Las
imágenes que cubren los espacios oníricos de su sagrada familia, es lo que nos
lleva tras las huellas del animal simbólico que huye de nosotros, desde que
llegamos a la nave cósmica donde pernoctamos. Esta búsqueda está simbolizada
entre la razón y la fe, o como se preguntara San Agustín: ¿la ubicación de la
certeza se habría trasladado de Dios a los seres humanos? Este sería el caso
del artista plástico José Ramón Briceño, en sus imágenes literarias
enmascaradas con un lente fotográfico, nos introduce en una descarnada lucha
psico-teologal que, nosotros como espectadores tenemos que decodificar, para
entender esta poética de la religiosidad donde nos sumerge este inquieto
artista, o monje de verdades reveladas, que involucra a su célula familiar en
la defensa de su fe: ¿sale del frío de los tiempos, para apuntalar su mera
subjetividad?
Estas
interrogantes se las dejo a los espectadores, detrás de la belleza de las
imágenes que nos presenta está el enfrentamiento razón versus fe, como lo
podría plantear Santo Tomás de Aquino, o como me lo plantearía yo, provocador
de oficio: Dios está fuera de estas disquisiciones de taberna; está en las
escaramuzas entre el poder de la estructura cultural de la fe y la razón de los
seres humanos, que ubica a José Ramón del lado de la razón, pero el
subconsciente le hace una trastada, lo sitúa en medio del imaginario colectivo,
obligándolo a enmascarar las dudas y miedos ancestrales, tras las máscaras de
sus seres amados.
José Ramón Briceño brindará
con los asistentes a su exposición, con la sangre de los desheredados,
contenida en el interior del Santo Grial.
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